Yacimiento enfrenta altos costos, ha reducido su producción de cobre en los últimos años y aún no tiene definido su futuro para después del 2018
.Si hay una división que le genera dolores de cabeza a Codelco esa es Salvador.
El yacimiento inaugurado en 1926 en la III Región es la operación más deficitaria de la compañía que lidera Thomas Keller.
En los últimos dos años Salvador solo ha implicado pérdidas para la empresa. En 2012 la faena cerró con un resultado negativo de US$ 98,174 millones, ubicándose solo por encima de Chuquicamata, que exhibió números rojos por US$ 233 millones. Aunque los resultados del yacimiento ubicado en Calama estuvieron influenciados por las provisiones extraordinarias que debió realizar la minera tras cerrar el convenio colectivo con sus trabajadores, el cual implicó un desembolso mayor a los US$ 200 millones.
La tendencia negativa en Salvador se mantuvo este año. De acuerdo con los estados financieros presentados por la estatal a septiembre, la División registra una pérdida por US$ 57,615 millones, mostrando su segundo año consecutivo en rojo. Así, en solo dos ejercicios la tercera operación más antigua de Codelco suma cifras negativas por US$ 155,789 millones.
Las razones que explican este mal desempeño son variadas. Por un lado está la escalada de costos que han llevado a Salvador a transformarse en la operación más cara de la estatal.
Según una presentación a inversionistas, a septiembre de este año la División exhibe un costo directo a producción (C1) de US$ 3 por libra. La operación que la sigue es Gabriela Mistral con US$ 2,08 por libra.
A su vez, Salvador exhibe una caída en producción que ha sido acompañada por un deterioro de las leyes de mineral (porcentaje de cobre por cada tonelada de material extraída).
Por ejemplo, mientras en 2010 Salvador anotó una producción de 76 mil toneladas de cobre, en 2013 este ítem no superará las 50 mil toneladas.
Finalmente, aún no existe claridad sobre el futuro que tendrá la División después del 2018, año en que se acaban las reservas de cobre. Si bien la administración está decidida a impulsar el proyecto Rajo Inca, todavía no hay certeza sobre la viabilidad económica que tendrá para la corporación el desarrollo de esta iniciativa.