Habernos metido con Repsol, con España y con la Unión Europea sólo nos podía deparar aislamiento mundial, alejamiento del Primer Mundo, ostracismo y subdesarrollo. Se avecinaba el diluvio universal, irrevocable y merecido. Los representantes de una Argentina atrasada y satélite aguardaban golosos las primeras represalias del avejentado continente. Apenas cinco días después de la histórica decisión de recuperar YPF (16 de abril), un corresponsal del diario Clarín confirmaba el anhelado castigo: "...el gobierno español aprobó la primera medida de represalia por la nacionalización de la petrolera YPF". El cierre iba a lo todo negativo: "España continuará los próximos días con su ofensiva en los organismos internacionales... También llevará un pedido de sanciones contra Argentina en la reunión de ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea, en Luxemburgo." Año y medio transcurrió desde entonces. ¿Qué nos terminó pasando? Y más importante aún, ¿cómo respondimos pueblo y gobierno? La administración conservadora de Rajoy, efectivamente, decidió aplicar barreras paraarancelarias con clara intención de venganza.

La Argentina soberana no cedió ni en la renacionalización de YPF, ni accedió al monto de indemnización reclamado por Brufau. Unas 450 mil toneladas de biodiésel que antes se exportaban a España se destinarán ahora al mercado local, beneficiando a la industria doméstica, así como también incrementando la sustitución de gasoil consumido por el parque automotor y el parque generador de electricidad. ¿Recuerda el lector cuando el neoliberalismo criollo recomendaba no "confiscar" YPF y cuando, una vez renacionalizada la empresa, despotricaba por haberlo hecho? ¿Y cuando pusieron precio a nuestra soberanía con ese engendro del "fondo patriótico" o "colecta nacional" destinada a pagarle a Ghana por nuestra Fragata? La soberanía energética (como la nacional) comenzó a restituirse a partir de mayo de 2003. Recibió gran impulso con el lanzamiento, al poco tiempo, del Plan Energético Nacional (hoy 2004-2019). Se consolidó con la recuperación de YPF y el nuevo marco regulatorio hidrocarburífero.

La Corte Suprema de Ghana terminó obligando al buitre Elliot a resarcir al puerto de Tema por 8 millones de dólares en concepto de gastos (por el secuestro de nuestro buque durante más de dos meses y medio). Los efectos nocivos de la represalia española, la única, comienzan a ser absorbidos por un mercado interno pujante, gracias a la correcta planificación y ejecución de una política energética en fuentes renovables digna de elogios. Líderes mundiales en biocombustibles, compensando a Repsol en función de la seguridad jurídica popular, y respondiendo a la prepotencia europea con una industria fortalecida, con capacidad instalada, con demanda, con consumo, con YPF y con soberanía. Con mucha soberanía.