El gobierno de Irán parece finalmente dispuesto a mejorar su cooperación con la comunidad internacional tras el acuerdo general alcanzado con las grandes potencias sobre su programa nuclear. Ayer invitó a la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) ainspeccionar las instalaciones de la polémica planta de agua pesada de Arak, algo que no permitía desde hace por lo menos dos años.
El titular de la AIEA, Yukiya Amano, adelantó que la fecha prevista para cumplir con ese objetivo es el 8 de diciembre próximo. “ Vamos a ver la planta, que ya está produciendo agua pesada, y tendremos acceso para entender las actividades que se desarrollan allí”, sostuvo.
La central de Arak es parte esencial del desarrollado sistema nuclear iraní y su construcción es tema de preocupación para las potencias occidentales e Israel porque podría producir plutonio, que en principio puede ser utilizado para fabricar bombas atómicas. Teherán, por su parte, sostiene que la planta de Arak se levantó sólo con fines de investigación para poder desarrollar energía alternativa.
La posibilidad de acceso a esa instalación es consecuencia directa del reciente acuerdo firmado entre Irán y las grandes potencias –Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania–, por el cual Teherán se compromete a congelar su programa nuclear y permitir las inspecciones, a cambio de la suspensión de las sanciones internacionales que afectaron seriamente su economía.
“Se trata de un importante paso hacia delante, pero aún queda mucho por hacer”, advirtió Amano, en referencia a las medidas prácticas acordadas con Irán. “Todos los otros asuntos pendientes serán tratados en pasos subsiguientes”, explicó.
La República Islámica se comprometió, entre otros puntos, a no avanzar con las obras en Arak y a diluir sus depósitos de uranio altamente enriquecido, otra sustancia con la que se pueden fabricar bombas. Todo eso deberá ser verificado por la AIEA, que además tendrá que inspeccionar varias instalaciones atómicas todos los días.
La agencia dependiente de la ONU tiene actualmente entre uno o dos equipos de inspectores –con dos personas cada uno– en territorio iraní. Como le resulta escaso para cumplir esta tarea, reclama mayor presupuesto. “No puedo decir cuánta gente vamos a necesitar. El presupuesto de la AIEA es muy ajustado, no creo que podamos cubrirlo con lo que tenemos, necesitaremos cantidades significativas de dinero y de personal”, concluyó el director general.
En forma paralela a este avance, las monarquías islámicas de los países del Golfo Pérsico –Arabia Saudita, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Omán y Qatar–, rivales declarados de Irán, cambiaron en parte su postura y pidieron garantías sobre el acuerdo nuclear. Hasta ahora se habían opuesto abiertamente al pacto internacional, pero ayer le reclamaron garantías a las grandes potencias de que el acuerdo no afectará la seguridad en la región.