Lo hicieron Axel Kicillof y el ministro de Industria español. Habrá una indemnización a Repsol por su participación en la empresa. Pero el monto de la misma ya genera cruces entre las partes.
En una jugada sorpresiva, los gobiernos argentino y español anunciaron un principio de acuerdo “acerca de la compensación por la expropiación del 51% del paquete accionario de YPF ocurrida en abril de 2012”. En Madrid se hablaba anoche de una indemnización de US$ 5.000 millones, cifra que se desmintió en Buenos Aires. El convenido deberá ser aún aceptado por Repsol en un encuentro que se realizará mañana.
El acuerdo venía siendo discutido a través de distintos canales. Pero el cierre fue en un encuentro cara a cara, ayer, entre el ministro de Economía Axel Kicillof, y su par de Industria, Energía y Turismo de España, José Manuel Soria, quien viajó a Buenos Aires especialmente para esa negociación. El punto en debate era la indemnización que la Argentina pagará a Repsol por la expropiación de YPF. En un principio, la española había planteado que reclamaría US$ 10.500 millones, cifra que luego estiró por arriba de US$ 15.000 millones. “ No les vamos a pagar lo que ellos quieran ”, respondió el año pasado Kicillof, impulsor de la expropiación. En medio, la Argentina amenazó con pagar US$ 1.500 millones de forma unilateral.
Repsol desarrolló una estrategia de juicios contra el estado argentino en Nueva York, Madrid y Buenos Aires, además de en los tribunales del CIADI. El ruido generado puso un freno a las inversiones para el sector petrolero, imprescindibles para el desarrollo de Vaca Muerta y para achicar las importaciones energéticas que son una sangría para el Banco Central.
Además de Kicillof y Soria, ayer participaron del encuentro, por la Argentina, el secretario Legal y Técnico Carlos Zannini; el presidente de YPF Miguel Galuccio, y el embajador argentino en España, Carlos Bettini. Por el lado español, el director general de negocios de Repsol, Nemesio Fernández Cuesta y el secretario Legal de la compañía, Miguel Klingenberg. Y dos presencias importantes: Isidro Fainé en representación de la financiera española La Caixa (accionista de Repsol), y Emilio Lozoya Austin, director general de la mexicana Pemex.
La presencia de La Caixa y Pemex es clave para entender la situación. Es que Antonio Brufau, titular de Repsol, fue quien mantuvouna postura más dura en el reclamo: en junio pasado ya rechazó una oferta argentina que podría ser similar a la de ahora. Fainé, en tanto,mantuvo diálogo abierto con el gobierno argentino. Y Pemex, uno de los principales accionista de Repsol, lanzó en las últimas semanas un ultimátum a la española amenazando vender su participación si no había acuerdo con la Argentina: buscan cerrar negocios en Vaca Muerta.
Respecto al monto de la indemnización ayer hubo información cruzada. El comunicado que emitió el Ministerio de Economía aseguró que el acuerdo “implicará fijar el monto de la compensación y su pago con activos líquidos y que ambas partes desistirán de las acciones legales en curso”. En Madrid dijeron que serían alrededor de US$ 5.000 millones, a pagar con dinero en efectivo y activos petroleros. Pero fuentes de Economía no dudaron en cruzar a los españoles: dejaron en claro que “ hubo un compromiso de los 3 países de no decir la cifra”, “que la cifra de los 5.000 millones parece un deseo de ellos ”, y que “la propuesta de Argentina está en línea con el cálculo que realizó el Tribunal de Tasaciones de la Nación”. El monto final lo definirían, sin embargo, dos bancos de inversión, uno en representación de cada parte. Si no hubiera acuerdo, podrían buscar un tercer banco que haga de mediador.
En Madrid, Repsol sacó también un comunicado sobre el tema. Allí señaló que “ someterá el principio de acuerdo propuesto a la consideración de su Consejo de Administración, que deberá pronunciarse sobre sus términos y condiciones”. Ese Consejo se reunirá mañana, y allí definirá la aceptación (o no) del preacuerdo anunciado ayer.
Estafa, negociado, vaciamiento, fracaso, oscurantismo. Con esas palabras, parte de los referentes de la oposición cuestionaron el acuerdo entre el Gobierno y Repsol por la expropiación de YPF. Otros se mostraron más cautos y algunos incluso lo elogiaron.
“Es una estafa, un acuerdo espurio más, antinacional, un robo. YPF fue vaciada por Repsol, por el acuerdo que hizo Néstor Kirchner, que le permitía llevarse el 95% de las utilidades. Y además Repsol se llevó 4.500 millones de dólares indebidos”, aseguró Pino Solanas, líder de Proyecto Sur. “Continúan los negociados entre españoles y argentinos. Esto demuestra que es un gobierno en retirada que quiere serirresponsable ante el pueblo y pagarle todo a su ex socios”, coincidió su socia política, la diputada Elisa Carrió, y agregó que la referencia a activos líquidos “es Vaca Muerta”, por lo que adelantó que ampliará su denuncia presentada en 2006 “sobre el vaciamiento conjunto de Repsol-YPF entre Kirchner y Antonio Brufau”.
“Es un reconocimiento expreso del fracaso que fue la confiscación, descalificando a Repsol, y en el intento de expropiar sin ningún costo. Se soltó el freno de mano al no estar Moreno, pero el Gobierno en su discurso pone el guiño a la izquierda y termina girando a la derecha”, sostuvo el radical Julio Cobos. “Nos parece bien un acuerdo con España para evitar mayores inconvenientes para la Argentina, peroesperamos conocer los términos del acuerdo para opinar con profundidad”, se limitó a decir el socialista Hermes Binner. “Hay que terminar con el oscurantismo y reconocer responsabilidades. Se necesitan inversiones y sin duda Pemex ha exigido que se resuelva la expropiación de Repsol, que será onerosa para la Argentina”, dijo.
Entre las opiniones favorables se escuchó la de Alberto Roberti, secretario general de la Federación de Trabajadores de Petróleo y Gas. “Alcanzar un acuerdo con España favorecería mayores inversionespara YPF, que necesita asociarse con empresas internacionales. Le daría mayor credibilidad”, argumentó el actual diputado del Frente Renovador de Sergio Massa.
El problema más urgente que tiene hoy el gobierno argentino es la falta de dólares. El anuncio de ayer termina de confirmarlo.
En una jugada que tuvo más de pragmatismo que de ideología, Kicillof habilitó una compensación que había resistido: decía que no habría que pagarle a los españoles por los pasivos ambientales que dejaban. Estuvo en sintonía con Cristina, que la semana pasada dejó en claro, en la Casa Rosada y hablando de YPF, que “ no tenemos prejuicios, nos vamos a asociar en las condiciones más favorables para nuestro país donde tengamos que asociarnos”.
El fondo de la cuestión es que el déficit energético es una sangría que está ahogando al Banco Central. Y para reducirlo hacen falta más dólares en inversión en petróleo y gas. El acuerdo busca destrabar ese camino, para que la gigantesca oportunidad de Vaca Muerta se convierta en una realidad.
Pero este no es el primer paso dado por el Gobierno que muestra un cambio importante en la política económica externa. Debe sumarse al acercamiento con el FMI por las estadísticas del INDEC, a las negociaciones privadas con los fondos buitre que avala el Gobierno, al pago de deudas por juicios en el CIADI. Son todas pasos en un mismo sentido: buscar los dólares que escasean.
Mañana, en Madrid, a las 14 horas máximo (10 de Buenos Aires). O incluso podría ser antes. Hasta ese momento habrá que esperar si desde España se confirma y avala el acuerdo que ayer negociaron en Buenos Aires el ministro de Economía, Axel Kicillof, y el presidente de YPF, Miguel Galuccio, como delegados de Cristina de Kirchner; y referentes máximos del Gobierno español de Mariano Rajoy, Repsol y hasta un enviado clave del presidente mexicano Enrique Peña Nieto.
Ese día y a esa hora deberían abrirse las puertas del cónclave más importante en años de la petrolera europea: la reunión del Consejo Adminsitrativo que deberá aprobar o rechazar el acuerdo con la Argentina. Además deberá confirmar con los votos positivos el retiro de la demanda por u$s 10.000 millones contra el país ante el CIADI por el juicio que se mantiene por la reestatización de YPF y el aval al plan de exploración que la compañía compartirá con la empresa argentina en el yacimiento de Vaca Muerta. Además, y dentro de cuestiones externas (pero vinculadas) con la relación con la Argentina, esta reunión del Consejo Administrativo tendrá que resolver un enfrentamiento importante entre los representantes de la petrolera mexicana Pemex y el titular de la compañía española, Antoni Brufau.
Si todo sale como las partes esperan (se aseguraba ayer que los votos para avalar el acuerdo con la Argentina), hacia la tarde de Madrid Repsol emitiría un comunicado, donde ese Consejo avalaría las negociaciones y comenzaría oficialmente una nueva etapa en la relación bilateral entre la Argentina y España.
Según el cronograma conocido ayer en la capital española, el encargado de presentar las negociaciones de ayer en Buenos Aires serán Luis Cabra, gerente de Exploración de Repsol; y Nemesio Fernández-Cuesta, director general de Negocios. Ambos estuvieron ayer en las discusiones con Miguel Galuccio y Axel Kicillof, y fueron clave para cerrar los números generales del acuerdo. El primero debía resolver si lo que se ofrece para compartir como exploración en el yacimiento de Vaca Muerta es correcto y potencialmente rentable; mientras que el segundo debía deducir si la frase argentina sobre "fijar el monto de la compensación y su pago con activos líquidos" era el correcto según las valoraciones que siempre los españoles tenían en mente. Ambos, Cabra y Fernández-Cuesta tendrán mañana que explicarle al Consejo (donde estarán representados todos los accionistas de la petrolera española), dos conceptos fundamentales para que al finalizar el día la mayoría levante la mano y avale las negociaciones de ayer. La primera cuestión es que lo que potencialmente se pueda obtener en la sociedad futura con YPF en Vaca Muerta sea un buen negocio. Lo segundo, y quizá con argumentaciones más políticas que económicas, que aún es posible trabajar con el Gobierno de Cristina de Kirchner, que hace un año decidía expulsar a los españoles de YPF.
Para esta última tarea está preparada la presentación de un hombre clave, también presente en Buenos Aires ayer. Se trata de Isidro Fainé, presidente de Caixabank, principal accionista de Repsol con el 12,02%; y habitual negociador de varios de los intereses de esa empresa en la Argentina, en general con éxito. Fainé siempre fue un defensor de llegar a un acuerdo con el Gobierno de Cristina de Kirchner, ya que según su visión una ruptura (entendida como el avance del juicio contra el país ante los tribunales el Banco Mundial en el CIADI), sería contraproducente para los muchos negocios que las compañías españolas tienen en la Argentina. Fainé fue así el principal impulsor del acuerdo discutido ayer, del que participó además un hombre extrechamente vinculado con el empresario, el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria. Sólo hay que bucar en internet los videos de hace menos de un año donde despotricaba contra la Argentina y el Gobierno de Kirchner y anunciaba que tocar a Repsol era lo mismo que agredir al rey Juan Carlos. Todo cambió y, gracias a Fainé, Soria ahora es uno de los principales defensores de las negocaciones de Buenos Aires.
Hay un tercer actor que impulsó el éxito de las discusiones de ayer. Se trata del mexicano Emilio Lozoya, director general de la petrolera Pemex y referente directo en el mercado energético del presidente Peña Nieto. Éste ya había anunciado en Madrid que no tenía sentido enfrentarse con la Argentina, y había amenazado directamente con avanzar en negociaciones directas de pemez con YPF por Vaca Nuerta. Lozoya reconocía que se debía negociar una indemnización importante, pero afirmaba que esta debía incluir la posibilidad de cerrar la creación de una compañía que explore y explote Vaca Muerta; además de abandonar la idea de litigar ante el CIADI.
El representante de Pemex, compañía que detenta el 9,34% de las acciones de Repsol, incluso fue más allá y hace unas semanas había embestido contra el propio Antonio Brufau asegurando ante la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados de México que la caída de la rentabilidad de las acciones de la petrolera española era responsabilidad directa del europeo .
"¿Está?". "Está, respondieron del otro lado de la línea. Recién entonces Jorge Capitanich se subió al auto y viajó hasta la torre de YPF en Puerto Madero, adonde terminaban un almuerzo que el jefe de Gabinete se lo perdió (fueron carnes argentinas, casi sin mozos, para que no hubiera filtraciones); el grupo quebró la molicie del feriado de ayer con la noticia más importante del año: el anuncio del final de la guerra entre la petrolera y Repsol de España para terminar en paz el entuerto que surgió de la expropiación de parte de sus acciones en abril del año pasado. Ese grupo había negociado en secreto desde marzo pasado, cuando se produjo el primer acercamiento de las partes para terminar con una pelea en la cual los españoles reclamaban como indemnización por el 51% de las acciones expropiadas, una suma que llegaba a los 15.000 millones de euros. Según lo que anunció ayer el acuerdo tripartito entre la Argentina, España y México, termina con las demandas de los españoles en los tribunales CIADI y en juzgados de varias capitales del mundo. Por ese pacto, la parte española, que tiene el 12% de las acciones de YPF, termina las hostilidades y se compromete a que sus dos directores dejen de entorpecer la tarea en la cúpula de la empresa y empiecen a actuar como socios amigables.
Según los comunicados de la empresa Repsol y del Gobierno argentino ahora debe fijarse "el monto de la compensación y su pago con activos líquidos y que ambas partes desistirán de las acciones legales en curso" y dice que "las partes coinciden en que el presente principio de acuerdo contribuye a normalizar y fortalecer los históricos vínculos entre los tres países y sus empresas".
El grupo que negoció en la mañana de ayer en el piso 33° de la Torre YPF estuvo integrado por los españolesJuan Manuel Soria (ministro de Industria, Energía y Turismo), el titular de la Caixa, grupo controlante de RepsolIsidoro Fainé, a quien acompañaron tres altos directivos de Repsol: el director general de Exploración y Producción, Luis Cabra; el director general de Operaciones, Nemesio Fernández Cuesta, y el vicesecretario general y coordinador de actuaciones YPF, Miguel Klingenberg. Se sentó también uno de los impulsores de la negociación, el mexicano Emilio Lozoya (presidente de Pemex, petrolera estatal que posee el 10% de las acciones de Repsol), viejo amigo del CEO de YPF, Miguel Galuccio, de los tiempos cuando éste trabajaba en la sede mexicana de la firma Schlumberger. Por la Argentina, además de Galuccio, estaban Axel Kicillof, Carlos Zanini y el embajador argentino en España, Carlos Betini.
El acuerdo debe ser aprobado por el Consejo de Repsol en la sesión de mañana en Madrid. Según el comunicado de la firma en esa reunión, para la que viajó anoche Fainé desde Buenos Aires, "deberá pronunciarse sobre sus términos y condiciones para acordar lo que estime conveniente en exclusivo interés de la compañía y de sus accionistas en su reunión del próximo miércoles 27 de noviembre". También irá un proyecto de ley al Congreso argentino para avalar el acuerdo como lo exige la ley de expropiación de las acciones.
Según lo negociado ayer la Argentina debe compensar esas acciones apropiadas en "activos líquidos", o sea dinero. En Madrid se informó anoche que ese monto podría pagarse con bonos garantizados de la deuda argentina. En la negociación fina puede avanzarse también hacia el pago con activos petroleros o "acreaje" (yacimientos con recursos ya localizados e justipreciados), hasta alcanzar una suma que hasta anoche no se había anunciado. El valor de YPF en libros es de u$s 7000 millones y la demanda española llegaba a los 15.000 millones de euros. Cuando se produjo en marzo pasado la reunión en Olivos entre Fainé y Cristina de Kirchner que disparó las negociaciones que se cerraron ayer el monto conversado era de u$s 5.000 millones. El diario español Expansión dio anoche esa cifra y uno de los asistentes a las reuniones de ayer en el piso 33° deslizó "No te equivocás si das ese número". Como quedan muchas alternativas aún que resolver ese monto puede variar hacia arriba o hacia abajo pero es claro que la Argentina estaría logrando al final del camino lo que pretendía en marzo pasado.
De las negociaciones forma parte un amplio menú de posibilidades de cumplir la compensación. Una de los formatos es la constitución de nuevas empresas con YPF y Repsol asociadas en nuevos yacimientos y capitalizadas por la parte argentina con el aporte de "acreaje" -yacimientos propios-. Esta posibilidad es la que más le interesa a Pemex, ya socia de Repsol, para entrar en el yacimiento de Vaca Muerta, considerado le segunda reserva mundial de gas y petróleo no convencional. Pemex no tiene áreas en la Argentina y como Repsol han visto cómo, pese a las dificultades que enfrentaba YPF por los juicios en todo el mundo de Repsol, la firma argentina ya cerró el ingreso en ese negocio de empresas como Chevron, Dow Chemical y otras.
El festejo en la sobremesa de ayer es que saca a las dos partes de un pantano que demoraba el desenvolvimiento en el negocio tan atractivo del "shale", en el cual la Argentina es mirada con celo y envidia en todo el mundo. El acuerdo liberará la posibilidad de que la Argentina pueda negociar sin problemas con otras empresas.
Este acuerdo es el final de varias guerras. La principal, quizás por ahora una batalla, entre Argentina y España, heridas de los dos lados por esta expropiación y otros desencuentros (Aerolíneas, biodiesel, etc.). La otra es la que han librado desde el año pasado en titular de la Caixa, Fainé, partidario de un acuerdo, con el belicoso Antoni Brufau, CEO de Repsol, que jugó en contra, seguramente en defensa de los intereses de la empresa, pero también agraviado por los modos que empleó la Argentina con la expropiación. Alineó a muchos batallones en contra del pacto, pero ahora puede decir que a él le sacaron las acciones y que con él se logra un acercamiento. Perdió ante Fainé y no faltan quienes especulan con que Brufau se retirará de la firma. Que éste no formase parte de las negociaciones fue una condición de la Argentina, que en la auditoría de la gestión de Repsol como mayoritaria de YPF dice haber detectado irregularidades contables que podrían terminar en querellas por presunta mala administración.
Si hubiera que identificar los pedales de este acuerdo deben figurar Galuccio, a quien le costó convencer a la Casa de Gobierno de algún acuerdo que le facilitase los negocios por el mundo y el embajador Betini, quien fatigó despachos en Madrid y Buenos Aires durante más de un año empujando el acercamiento. En los niveles altos habrá reconocimiento para Mariano Rajoy, cuyo jefe de gabinete Jorge Moragas tuvo sobre su mesa la primera minuta enviada por Buenos Aires para iniciar las conversaciones. "Rajoy jugó de 10", dijo uno de los argentinos que estuvo ayer en el piso 33°. El otro es el presidente de México Enrique Peña Nieto, quien le ha dado un impulso desconocido a Pemex que incluye la incorporación de capital primado a una firma totalmente estatal pero a que se la estudia como un modelo de pobre administración de un recurso que no todos tienen y menos en la cantidad que tiene ese país. Este diario adelantó sobre estas negociaciones en la edición del lunes 4 de marzo de este año y los detalles que allí se informaron han quedado ahora confirmados.
os gobiernos de la Argentina y de España resolvieron finalmente dar un paso en firme para empezar a sanar una herida que hace casi dos años tensa las relaciones bilaterales. A menos de una semana de haber asumido y con más urgencia que convicción, el nuevo ministro de Economía, Axel Kicillof, convocó a una delegación de funcionarios y directivos españoles y mexicanos a una reunión relámpago para sellar un principio de acuerdo sobre un pago por la expropiación del 51% del paquete accionario que Repsol tenía en YPF, que se llevó a cabo en abril de 2012.
La comitiva estuvo encabezada por el ministro de Industria y Energía de España, José Manuel Soria, quien a fines de octubre había recibido en su país al presidente de la estatizada petrolera, Miguel Galuccio, que en aquel momento anticipó que habría acuerdo antes de que termine el año.
Después de contactos informales que resultaron fallidos, fue la primera vez desde la estatización que se concreta un encuentro oficial entre ambas partes. El arreglo "implicará fijar el monto de la compensación y su pago con activos líquidos y que ambas partes desistirán de las acciones legales en curso, fue la información que remitieron en el Palacio de Hacienda".
A través de un escueto comunicado, desde el Ministerio de Economía no revelaron detalles de la propuesta económica, que según advirtieron está sujeta "a ratificación de los máximos órganos rectores de Repsol". Sin embargo, en España trascendió que la oferta estaría valuada en unos u$s 5.000 millones a desembolsar en bonos argentinos garantizados.
En la cartera de Kicillof no confirmaron estos datos, aunque de ser así estaría en línea con una de las últimas jugadas que hizo el Gobierno cuando utilizó títulos públicos (una combinación de bonos BONAR X para el capital y BODEN 15 para los intereses y a una tasa del 7% anual) para saldar la deuda con las cinco empresas que ganaron juicios en el Ciadi, del Banco Mundial.
Pero la compensación podría incluir además activos de otro tipo y con esta opción se descartó por completo la última iniciativa que llevó al directorio de Repsol el director general de Petróleos Mexicanos (Pemex) que posee el 9,4% de la petrolera española, Emilio Lozoya Austin, y que fue rechazada por unanimidad por el Consejo de Administración. La oferta apuntaba a la creación de una sociedad conjunta entre Repsol, YPF y Pemex para explotar el 6,4% del yacimiento de Vaca Muerta, la gran apuesta de Cristina Kirchner para recuperar la soberanía energética. Lozoya, quien también ayer participó de la reunión, fue el encargado en el último tiempo de mediar entre las partes y está enfrentado con el presidente de Repsol, Antonio Brufau.
La presencia del directivo mexicano en Buenos Aires es un golpe directo al poder de Brufau, que exige por YPF al menos u$s 10.000 millones. En Repsol, que también emitió ayer un breve comunicado, señalaron que no detallará el pacto hasta someterlo al dictamen del Consejo que se celebrará mañana.
En YPF, entretanto, están convencidos que con el arreglo se destapará un aluvión de inversiones extranjeras. La falta de indemnización generó varios frentes legales en tribunales externos en contra de YPF y el estado argentino e incluso de empresas como Chevron, que decidieron asociarse con la petrolera.
Casualmente Pemex sería la primera en traer fondos frescos a YPF en lo inmediato. También empresas locales, como Bridas, de los hermanos Bulgheroni, que frenó inversiones por la falta de pago a los españoles, podría sumarse. "Es todo un triunfo", manifestó exultante Galuccio a directivos de YPF después de la reunión. El ingeniero desde el inicio fue un abonado de que el Estado tenía que resolver cuanto antes el conflicto.
La reunión, que fue calificada como "muy positiva" por fuentes cercanas a las negociación, se llevó a cabo en las Torres que tiene YPF en Puerto Madero. Y también estuvieron presentes el Secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini; el director general de negocios de Repsol, Nemesio Fernández Cuesta; Isidro Fainé en representación de la Caixa (que tiene el 13% de Repsol); el Embajador argentino en España, Carlos Bettini y Galuccio.
Conocido el comunicado de prensa emitido conjuntamente por representantes de los Gobiernos de Argentina, México y España, Repsol someterá el principio de acuerdo propuesto a la consideración de su Consejo de Administración, que deberá pronunciarse sobre sus términos y condiciones.
A tal efecto, el Consejo de Administración de Repsol analizará y acordará lo que estime conveniente en exclusivo interés de la Compañía y de sus accionistas en su reunión del próximo miércoles 27 de noviembre.
Al término de dicha sesión se emitirá el correspondiente Hecho Relevante.
Principio de acuerdo. España y Argentina han alcanzado un principio de acuerdo sobre la expropiación de las acciones de Repsol en la argentina YPF, que consistiría en el cobró de unos 5.000 millones de dólares en deuda garantiza del país latinoamericano. No obstante, fuentes de la petrolera española han señalado que el pacto está subordinado a la valoración que haga su Consejo de Administración.
Las buenas noticias llegan después de que el ministro de Industria, José Manuel Soria, haya viajado de urgencia a Buenas Aires encabezando una delegación española formada por técnicos de Repsol junto al presidente de La Caixa, Isidro Fainé, en busca de un acuerdo que ponga fin al conflicto con YPF. El representante del Gobierno español ha celebrado una reunión negociadora con Axel Kicilof, nuevo ministro de Economía del Gobierno Kirchner, que estará acompañado por los máximos responsables de Pemex, Emilio Lozoya, y de YPF, Miguel Galuccio.
El objetivo de la cumbre ministerial no era otro que dejar zanjado de una vez por todas el pleito entre Repsol e YPF. La expropiación de la petrolera argentina en abril de 2012 se ha convertido en una cuestión de Estado que no ha hecho más que complicarse a raíz de los intentos empresariales por forzar un acuerdo con la multinacional española que preside Antonio Brufau.
El presidente de Repsol se ha quedado en Madrid preparando la reunión del consejo de administración convocado para este miércoles, un encuentro que puede resultar trascendental para comprobar si la empresa decide impugnar los acuerdos con Pemex tras las críticas de la petrolera azteca contra la gestión de Brufau. El hecho de que el primer ejecutivo de la multinacional española no figure en la delegación que encabeza Soria constituye, desde este punto de vista, una cierta concesión a los interlocutores argentinos y mexicanos con el fin de aliviar las tensiones de estos últimos meses.
El ministro de Industria trata de propiciar una atmósfera de negociación que sea proclive al acuerdo en el bien entendido de que “el Gobierno español mantiene su firme apoyo al presidente de Repsol”, según han asegurado a El Confidencial en fuentes oficiales. La presencia de Isidro Fainé se interpreta en este sentido como una forma de asegurar el máximo nivel de representación de Repsol pues no en vano el presidente de La Caixa es al mismo tiempo vicepresidente de la petrolera española.
El acuerdo que ahora se plantea está fundamentado en la necesidad de fijar un justiprecio por la expropiación de YPF. Las propuestas manejadas a tal fin se han fundamentado hasta la fecha en la renovación de pactos societarios con el fin de explotar el yacimiento de Vaca Muerta. Repsol consideró que ninguna de estas ofertas ‘era de recibo’, especialmente la última cursada con la mediación de Pemex que valoraba los acres de la compensación otorgada a la empresa española diez veces por encima del precio contabilizado en los libros de YPF.
El pacto posterior de la empresa argentina con la multinacional estadounidense Chevron puso en evidencia el ‘regalo envenenado’ con que Argentina pretendía ventilar la contrapartida por la expropiación de YPF y demostró que la negativa de Repsol a cerrar un armisticio estaba plenamente justificada. El Gobierno español, y en concreto el ministro de Industria, desea ahora hacer ‘borrón y cuenta nueva’ con una negociación limpia de prejuicios que permita asegurar una salida digna para España y para Argentina.
La propuesta que José Manuel Soria lleva en su cartera se resume en la fijación de un justiprecio en metálico que compense a Repsol y que pueda hacerse efectivo con plenas garantías. Para ello se plantea la conveniencia de elegir sendos bancos de inversión por cada una de las dos partes en conflicto con la misión de valorar la participación de control que fue expropiada a Repsol en su antigua filial argentina. Dichas acciones, equivalentes al 51% del capital, podrían alcanzar un precio en los mercados internacionales cercano a los 5.000 millones de dólares. Esta es la base de referencia con la que ha viajado el ministro española a Buenos Aires y la que puede servir para cerrar el conflicto de Repsol con YPF y, por ende, con Pemex.
Los títulos de Repsol se revalorizan cerca del 4% en bolsa, con lo que acumulan subidas del 28% en lo que va de año. A través de un comunicado, Repsol ha explicado que someterá el principio de acuerdo a la consideración de su Consejo de Administración, "que deberá pronunciarse sobre sus términos y condiciones" para acordar "lo que estime conveniente en exclusivo interés de la compañía y de sus accionistas en su reunión del próximo miércoles 27 de noviembre".
El Ministerio de Economía argentino, por su parte, ha confirmado que "se ha llegado a un principio de acuerdo acerca de la compensación por la expropiación del 51% del paquete accionario de YPF ocurrida en abril de 2012, sujeto a ratificación de los máximos órganos rectores de Repsol". Aunque los detalles no se han hecho de momento públicos, Como compensación por la expropiación de YPF, el gobierno argentino ha ofrecido a Repsol 5.000 millones de dólares en deuda pública garantizada del país, según fuentes conocedoras de la negociación. Cronología del conflicto por la expropiación de las acciones de Repsol en YPF Reunión de urgencia Fainé, Lozoya y Soria se reunieron de urgencia ayer en Buenos Aires con Axel Kicillof, ideólogo de la expropiación de YPF a Repsol en abril del pasado año y que acaba de ser nombrado nuevo ministro de Economía en Argentina. A la reunión también estaba convocado Nemesio Fernández-Cuesta, director general de Repsol.
Además de con Kicillof, el grupo se reunió con Miguel Galuccio, primer ejecutivo de YPF. A última hora de la tarde se mantenía la ronda de contactos, cuyo objetivo era sellar un acuerdo amistoso o, al menos, un principio de entendimiento en la batalla de Repsol contra Argentina por la indemnización tras la expropiación de YPF. Brufau, contrario Fuentes del sector de hidrocarburos indican que Antonio Brufau, presidente de Repsol, no acudió a Buenos Aires, entre otras razones, por ser contrario al encuentro.
El directivo se aferra a la idea de mantener, por encima de todo, la batalla judicial contra Argentina y, eventualmente, iniciar otro frente contra Pemex, con la que la relación ya es nula. Otras noticias Lea el comunicado de Repsol sobre el principio de acuerdo Pemex: el acuerdo es un "hito histórico" El objetivo de este encuentro era resolver el conflicto abierto tras la nacionalización por parte del Gobierno argentino del 51% de las acciones de YPF, todas ellas de Repsol, en abril de 2012, sin que todavía se hubiera alcanzado un acuerdo sobre la compensación. Este encuentro, la primera cita formal entre las partes que ha trascendido, se produce después de una semana en la que se ha disparado la tensión entre la dirección de Repsol y Pemex, que en ocasiones ha manifestado su interés por trabajar con YPF. La pasada semana, el director general de Pemex cargó contra la retribución de la dirección de Repsol, frente a los pagos que reciben los accionistas y entre rumores de un posible acuerdo con el magnate Carlos Slim para hacerse con el control de la petrolera española. A esto hay que añadir que en junio Pemex intentó mediar entre Repsol e YPF al llevar al consejo de administración de la petrolera una propuesta de acuerdo, que finalmente fue rechazada por unanimidad al considerarse "insatisfactoria" y "basada en activos sobrevalorados". Aquella propuesta contemplaba la creación de una sociedad conjunta entre Repsol, YPF y Pemex para explotar el 6,4% del yacimiento de Vaca Muerta (Argentina) e implicaba la retirada de todos los litigios judiciales abiertos por la empresa española.
El director general de Petróleos Mexicanos (Pemex), Emilio Lozoya, calificó ayer como un "hito histórico" el principio de acuerdo alcanzado en Buenos Aires para resolver el problema de la expropiación del 51 % de las acciones que mantenía la firma española Repsol en la petrolera argentina YPF. "Hoy en día se da un hito importante en el cual se acuerda un acuerdo mínimo, una ruta para que se pague con activos líquidos el 51 % de las acciones que se expropiaron en Argentina", afirmó Lozoya a la emisora local Radio Fórmula. En declaraciones desde la capital argentina, el titular de Pemex dijo que en estas gestiones "México ha tratado de acercar posiciones".
"En ese sentido, estamos contentos con este principio de acuerdo", agregó. La decisión fue adoptada por representantes de los Gobiernos de Argentina y de España en una reunión en la que participaron también directivos de Repsol, de YPF y de Pemex, empresa pública que controla el 9,34 % de las acciones de la petrolera española. Lozoya dijo que Pemex, junto con el Gobierno mexicano, "ha sido un vehículo para tratar de llegar a una solución amistosa a este problema", en la que se vieron afectados los intereses de la firma estatal mexicana. A raíz de la expropiación del 51 % de las acciones de YPF que tenía Repsol, en abril del año pasado, Pemex perdió "cientos de millones de dólares en el valor de su participación accionaria", afirmó.
"El Gobierno mexicano -insistió- ha venido apoyando una solución de tal forma que el Gobierno argentino, que es hoy el principal dueño de la empresa YPF, pague en activos líquidos a la empresa Repsol, donde nosotros somos socios, una compensación". "Este es un buen resultado de la diplomacia mexicana apoyando los intereses de Pemex y, por lo tanto, los intereses de todos los mexicanos", añadió. Lozoya no precisó en qué términos se definió la compensación propuesta para resolver el problema y recordó que el principio de acuerdo será llevado a una reunión del consejo de administración de Repsol que se celebrará el miércoles. Pemex, que cuenta con un asiento en el consejo de Repsol, se enfocará en "sacar adelante este acuerdo con Argentina", a fin de defender los intereses de Pemex "y, por lo tanto, se revalorice la acción".
La semana pasada, el titular de la petrolera mexicana criticó en una comparecencia en la Cámara de Diputados las altas compensaciones que recibe la dirección de Repsol y dijo que, en cambio, el retorno para los accionistas "ha sido de cero". "Nosotros hemos sido enfáticos sobre el desempeño de la acción de Repsol, y seguiremos velando por los intereses de tal forma que Pemex tenga un buen negocio con su participación en Repsol", indicó Lozoya. Agregó que en estas gestiones Pemex actuó como "interlocutor entre dos Gobiernos que tenían un conflicto, España y Argentina". "Esperaremos qué se decide en el consejo del miércoles y en base a eso actuaremos", aseveró.
A 19 meses de la estatización de YPF, un puñado de funcionarios y empresarios de primera línea de la Argentina, España y México alcanzaron un principio de acuerdo para zanjar el conflicto que causó, en abril del año pasado, la expropiación por parte del gobierno deCristina Kirchner del 51% de las acciones de Repsol en la petrolera.
El encuentro , del que nada se había informado, empezó por la mañana y terminó bastante después del mediodía. En el salón de reuniones del piso 33 de la torre de YPF, en Puerto Madero, se vieron las caras el ministro de Industria de España, José Manuel Soria; el director general de Pemex, Emilio Lozoya; Isidro Fainé, presidente de Caixabank (los dos últimos, principales accionistas de Repsol), y Nemesio Fernández Cuesta, director general de Negocios de la firma española. Los anfitriones fueron el ministro de Economía, Axel Kicillof; el secretario legal y técnico de la Presidencia, Carlos Zannini; el embajador argentino en España, Carlos Bettini, y el dueño de casa, Miguel Galuccio, que preside la petrolera casi desde su estatización.
Al final de la reunión se difundió un escueto comunicado. Fue la primera bandera de paz que se agitó entre las partes en medio de un conflicto comercial y político que incluyó diatribas a uno y otro lado del Atlántico, peleas en tribunales internacionales (Repsol presentó una demanda contra el país en el Ciadi) y la apertura de sumarios por parte de la Comisión de Valores contra los directores de Repsol en YPF (dado que aún retiene el 12% de las acciones, le corresponden dos sillas en el máximo órgano de la empresa).
"Se ha arribado a un principio de acuerdo acerca de la compensación por la expropiación del 51% del paquete accionario de YPF ocurrida en abril de 2012, sujeto a ratificación de los máximos órganos rectores de Repsol. Tal principio de acuerdo implicará fijar el monto de la compensación y su pago con activos líquidos, y que ambas partes desistirán de las acciones legales en curso", sostiene el párrafo más sustancial del comunicado. Trascendió que el monto acordado es 5000 millones de dólares. El preacuerdo debe ser aprobado mañana por el Consejo Directivo de Repsol.
El término "activos líquidos" es la clave del convenio, ya que abre la puerta a que tanto Repsol como la Argentina moderen sus pretensiones iniciales para lograr la firma de la otra parte.
La española, por caso, quería un resarcimiento inicial de 10.500 millones de dólares, que luego aumentó. Pero de acuerdo con fuentes cercanas a la negociación, el pago rondaría los US$ 5000 millones, como quería originalmente el gobierno argentino.
La Argentina, en tanto, se comprometió a pagar en "algo que Repsol pueda convertir fácilmente en dinero", como explicó uno de los negociadores argentinos. Serán entonces bonos o herramientas financieras similares. Fue una concesión de Kicillof, Zannini y Galuccio. El presidente de YPF, a través de Emilio Lozoya (de Pemex), le había enviado a Repsol una propuesta mucho menos interesante, en la que le ofrecía el pago de US$ 1500 millones más un 47% de una sociedad controlada por YPF que explotaría concesiones en la formación Vaca Muerta, que de acuerdo con la Argentina sumaría US$ 5000 millones.
El trabajo que finalizaron ayer en Buenos Aires los representantes de los gobiernos de España, México y la Argentina es el epílogo de un período de lobby, marchas y contramarchas que comenzó el verano pasado y cruzó varias fronteras.
A fines de febrero, Fainé visitó a la presidenta Cristina Kirchner en la Casa de Gobierno, luego de una gestión de Galuccio. El español volvió a su país con la primera propuesta de pago a Repsol, que Brufau rechazó de plano.
Una operación similar repitió cinco meses atrás Lozoya, que volvió a quedar truncada por Brufau. A esa altura, el presidente de Repsol se convirtió en el principal escollo, de acuerdo con el gobierno argentino, para zanjar la cuestión. Por lo que la Argentina cambió la estrategia: hizo llegar a oídos de Brufau que el país haría un pago unilateral por no más de US$ 1500 millones para cumplir con la ley de estatización. Y este mes el presidente de Pemex, que tiene el 9,4% de Repsol, cuestionó a Brufau en medios españoles. Entre otras cosas, criticó que la compañía obtuvo ganancias inferiores al promedio de las petroleras y lamentó los supuestos altos sueldos de los conductores de la empresa.
En el medio, la presión del gobierno español a favor de un acuerdo convenció a Brufau de enviar un emisario ayer a la Argentina.
Desde una mirada geopolítica, el papel de Pemex para inclinar la balanza fue fundamental. Por primera vez en años, México asiste a un proceso de apertura de la inversión petrolera, un hueso que estuvieron esperando morder durante años las principales petroleras del planeta. Repsol, enfrentada con Pemex, corría riesgo serio de perder su oportunidad. Un esbozo de ese pensamiento pareció filtrarse ayer en el comunicado enviado por YPF. "Las partes coinciden en que el presente principio de acuerdo contribuye a normalizar y fortalecer los históricos vínculos entre los tres países y sus empresas", explicó.
Desde su llegada a YPF, Galuccio puso entre sus principales objetivos al frente de la compañía alcanzar un acuerdo con Repsol para legitimar su gestión a los ojos de los inversores internacionales. Al principio encontró algunas dificultades, principalmente en Kicillof, que era viceministro de Economía y había sido el principal impulsor de la estatización de la empresa. Kicillof consideraba que la gestión de Repsol en la empresa local había sido tan mala que debía, incluso, hacer una retribución a la Argentina.
Galuccio, que creció como empresario en el pensamiento liberal de Londres, sabía en cambio que debía alcanzar un acuerdo creíble para recuperar el prestigio perdido tras la estatización. El presidente de la compañía quiere hoy mismo comenzar a disfrutar de esas mieles: espera que la acción de YPF pegue un salto en las bolsas de Nueva York y de Buenos Aires. Uno de sus colaboradores ironizaba ayer: "Vamos a tener que cerrarle el grifo a tanta inversión que va a querer venir".
Galuccio también aguardará otro premio. Cree que en la próxima reunión de directorio de YPF los directores de Repsol dejarán de votar en contra todas las mociones del accionista mayoritario, el Estado, como lo venían haciendo.
La etapa de la sintonía fina llegó, pero de la mano del ministro menos pensado: no fueAmado Boudou ni Hernán Lorenzino, sino Axel Kicillof, quien ayer ayudó a sellar elpreacuerdo con Repsol por YPF para "brindar una señal a los inversores", en particular del sector de energía.
Fuentes del Palacio de Hacienda indicaron a LA NACION, sin dar detalles del monto (en el mercado se especulaba con US$ 5000 millones), que el pago a Repsol será mediante bonos y acciones. Al parecer, no habrá un aporte de "efectivo" ni de una participación de la empresa española en Vaca Muerta. Hasta que Repsol y Pemex no ratifiquen su conformidad, el Gobierno no brindará el monto en forma oficial.
Las fuentes destacaron que el principal objetivo de este preacuerdo, que debe ser confirmado mañana por la asamblea de accionistas de Repsol (ver aparte), es "cerrar los conflictos y bajar el nivel de judicialidad que enfrentaba YPF".
En este sentido, la empresa "no puede estar buscando fondos y socios mientras Repsol amenace con plantear un nuevo amparo a cada rato", indicó la fuente oficial.
Además, se indicó que Kicillof venía trabajando en esta cuestión "hace un par de meses" con el embajador argentino en España, Carlos Bettini, con la supervisión política del secretario de Legal y Técnica de la Presidencia, Carlos Zannini. De hecho, ellos fueron los tres funcionarios que, junto con el CEO de YPF, Miguel Galluccio, participaron ayer del encuentro con los funcionarios y empresarios de España y México en la sede de la empresa estatizada.
Aunque las tratativas arrancaron bastante antes de que se decidiera el ascenso de Kicillof -quien es director por el Estado en YPF y forma parte de una comisión de planificación estratégica del sector con el Ministerio de Planificación-, su designación "aceleró los tiempos", según la visión de Economía. De hecho, el comunicado del Ministerio sobre el tema precisó que "el presente principio de acuerdo contribuye a normalizar y fortalecer los históricos vínculos entre los tres países y sus empresas".
De este modo, Kicillof pasó de una posición muy dura, en la que prácticamente pretendía que Repsol indemnizara al Estado argentino, a una más negociadora, como se puede observar también en otras áreas de la política económica.
En Economía y operadores financieros negaron que Gramercy, el fondo de inversión que fue parte de la solución de los planteos de empresas extranjeras ante el Ciadi y que negocia una solución con los holdouts , haya participado del acuerdo. Otro ejemplo, relacionado íntimamente con el tema Repsol, es la autorización a las petroleras para que, vencido ayer el acuerdo de precios, avanzaran con nuevos aumentos en los combustibles.
Los otros ejes son el recorte de los subsidios en los servicios públicos -que retoma la estrategia de la "sintonía fina" de la gestión de Boudou como ministro de Economía, frenada de golpe tras la reelección de Cristina Kirchner en 2011- y la normalización de las estadísticas públicas para evitar nuevas sanciones del FMI, entre otros. Tampoco está prevista en el corto plazo una nueva inyección de fondos al conjunto de la población, tras la suba del mínimo de Ganancias, ya carcomido por la inflación.
Kicillof, quien mañana terminará de definir a los subsecretarios que lo acompañarán (y luego trabajará con los relegados directores nacionales de Economía), intentará consolidar su poder acotando al jefe de la AFIP, Ricardo Echegaray, a la recaudación y fiscalización y a la ministra de Industria, Débora Giorgi. Igualmente, por su buen vínculo con la Presidenta, no se prevé que ninguno de ellos dos sea relevado..
Al presidente de Repsol,Antonio Brufau, le llegaron la semana pasada señales palpables de que lanegociación del caso YPF podía avanzar de dos maneras: por las buenas o por las malas.
Por un lado, la petrolera estatal mexicana Pemex, aliada del gobierno argentino y dueña de un 9,4% de Repsol, forzó al extremo la presión a favor de un acuerdo y llegó a amenazar con un golpe interno para destronar a Brufau. En forma paralela, la Casa Rosada enviaba un guiño: aceptaba pagar la indemnización por las acciones expropiadas con bonos en dólares por una cantidad establecida por auditores independientes.
El diálogo fluyó por varias vías , pero la principal era la que llevaron el ministro de Industria de España, José Manuel Soria, y el director de Pemex, Emilio Lozoya. Los mexicanos pretenden participar en la explotación del megayacimiento neuquino de Vaca Muerta, pero el desacuerdo con Repsol les bloqueaba el negocio.
El germen del acuerdo fue una reunión que mantuvieron en Panamá el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, y su par de México, Enrique Peña Nieto, el 19 de octubre. Peña Nieto pidió que la Moncloa intercediera ante Brufau para que moderara su posición. Surgió allí el compromiso de buscar una salida.
Rajoy puso a Soria a manejar el caso que ya enturbiaba la relación España-México. El ministro se había reunido en Madrid con el CEO de YPF, Miguel Galuccio, en octubre. Esa reunión sirvió para hacer explícita la voluntad argentina de pagar.
Una de las primeras "líneas rojas" que estableció el gobierno español fue que no hubiera "ni vencedores ni vencidos". Traducido, que Brufau -cuya cabeza pedía Cristina Kirchner como condición para negociar- fuera parte del acuerdo.
La enfermedad de Cristina Kirchner demoró todo. Pemex llegó hasta el punto de amenazar con suspender inversiones comprometidas en Galicia y lanzó la versión -luego desmentida- de que se aliaría con Carlos Slim para dar un golpe de mando en Repsol.
Como tantas veces, el momento de mayor tensión sería el prólogo de un acuerdo. Soria ya hacía circular la propuesta de contratar auditores independientes para fijar el valor de las acciones nacionalizadas. La petrolera española sumó su pretensión de obtener un pago en "activos líquidos".
El cambio de Gabinete dispuesto por Cristina Kirchner clarificó el panorama. Ya el jueves Rajoy aventuró que "pronto" habría una solución.
Quedaba definir el monto. Repsol reclamó ante el Ciadi 10.500 millones de dólares, aunque fuentes de la empresa decían que considerarían un éxito obtener 6000 millones. Anoche se hablaba de que la compensación será cercana a los 5000 millones.
La Casa Rosada terminó de abrir las puertas al acuerdo el fin de semana. Se organizó de urgencia la reunión con el ministro de Industria, junto con el presidente de La Caixa (accionista con el 12%), Isidro Fainé, y tres hombres de Brufau, con la intención de que mañana pueda aprobarse el pacto en la reunión de directorio de Repsol..
Si hasta ayer los petroleros se reunían todos los 13 de diciembre para rememorar aquel día de 1907, es posible que de ahora en más sumen un segundo festejo para el calendario. Cuando efectivamente se firme el acuerdo entre el gobierno argentino y la española Repsol para convertir la confiscación del 51% de las acciones de YPF en una expropiación ajustada a derecho los petroleros tendrán razones como para festejar casi como lo hicieron aquellos pioneros que se mancharon de negro cuando se toparon con petróleo en Comodoro Rivadavia.
En el mundo energético actual, de decisiones globales manejadas por una mesa chica, tiene tanto valor descubrir un yacimiento como encontrar la manera de financiar el camino del subsuelo a los mercados. Cuando se estampe la firma se habrá removido la piedra que, en el caso de YPF, tapaba ese ducto. De ahí la importancia del acuerdo, porque permite poner en valor las reservas que por ahora siguen bajo suelo.
Cuando se calmaron las burbujas de la euforia nacionalista que alcanzó al Gobierno y a la oposición en aquel estatizador abril de 2012, el management de la YPF estatal se topó con lo que significó aquel traumático pasaje de acciones. La desconfianza de los inversores fue una constante. Pese a promesas de un mar de petróleo escondido en Vaca Muerta, no hubo manera de traer inversiones de magnitud. A eso se sumaba una pelea cada vez más intensa con Repsol, que mantiene el 12% de las acciones de YPF y tiene dos directores en la mesa de decisiones de la firma que maneja Miguel Galuccio.
Galuccio sabía desde el primer momento que no había plan de negocios serio que presentar y cumplir sin cerrar la cicatriz de aquel despojo accionario. "Había que convertir esa confiscación en una expropiación ajustada a derecho para poder avanzar", dicen cerca del mandamás de la petrolera. Y para eso trabajó y destinó gran parte de su tiempo. La amistad con el director general de Pemex, Emilio Lozoya Austin, lo llevó a intentar el primer acercamiento. Los borradores de aquel acuerdo no pasaron de eso en Madrid. Volvió a la carga el año pasado, cuando avanzó en un convenio que implicaba un pago del gobierno argentino por alrededor de US$ 6000 millones y el compromiso de Repsol de invertirlos en el país, más precisamente, en el yacimiento de Vaca Muerta, donde se podrían extraer gas y petróleo con métodos no convencionales. Aquel convenio, cuya cabeza fue el presidente de Caixabank, Isidro Fainé, tampoco se pudo concretar.
Esta vez todo indica que finalmente habrá acuerdo. Para YPF, no podría haber una mejor noticia. Sus ejecutivos conocen como pocos del interés que existe en el mundo petrolero para enterrar inversiones en Vaca Muerta. Pero también conocen que no habrá grandes flujos hasta no terminar con Repsol. Entre esos hombres de muchos ceros y mirada a largo plazo no hay preocupaciones por la coyuntura política. Dos años no son nada y sólo pretenden certezas en las reglas. Terminar con las cuentas pendientes es una manera de empezar a dar esas certezas.
Con la firma se terminarán los reclamos mutuos. Más allá de la demanda en el Ciadi, el tribunal arbitral del Banco Mundial, Repsol dejará de amenazar con juicios a los eventuales inversores en YPF. "El que se asocia con el que me expolió las acciones será llevado a juicio", era el argumento que blandía Repsol. Las empresas prefieren huir de las contingencias con colegas. "Se abre un nuevo ciclo. Es una gran noticia", repetían eufóricos en la torre de cristal que YPF tiene en Puerto Madero.
Se entierra también una suerte de guerra ejecutiva que se había instalado en el directorio de la petrolera. Dos directores de Repsol eran los encargados de impugnar cada una de las iniciativas de sus compañeros de directorio. Se iniciaron reclamos cruzados, judiciales y administrativos, que complicaban el ya complejo día a día de YPF.
El acuerdo prevé dar por tierra esas acusaciones cruzadas. Firmar la paz no es menor para nadie. Y menos para una empresa que necesita millones de dólares para invertir. Y para otra que logrará que le paguen varios miles de millones por una compañía que tenía y que perdió.
El anuncio de un preacuerdo del gobierno nacional con Repsol para cancelar el 51% de las acciones de YPF expropiadas a la petrolera española generó polémica en la oposición, que transitó desde el rechazo liso y llano al reconocimiento de la necesidad de volver a incluir a la Argentina en el mundo.
"Nosotros vamos a impugnar cualquier acuerdo porque acá hay una causa abierta que tiene a su cargo el juez [Ariel] Lijo por el vaciamiento de YPF perpetrado por Repsol y la responsabilidad de Néstor Kirchner en la adquisición del 25% de las acciones por parte de Eskenazi", afirmó el diputado y senador electo Fernando Solanas en diálogo con LA NACION.
Su compañera de campaña electoral en UNEN, la diputada Elisa Carrió, aseguró que la mención a "activos líquidos" como moneda de pago a Repsol es una referencia al yacimiento Vaca Muerta, razón por la cual, dijo, "continúan los negocios entre españoles y argentinos".
Carrió anunció que ampliará su denuncia de 2006, "sobre el vaciamiento conjunto de Repsol YPF entre el ex presidente Kirchner y el de Repsol, Antonio Brufau", y que informará de este acuerdo por "vías internacionales correspondientes". Solanas dijo a LA NACION que esa presentación será ante la Security Exchange Comision (SEC).
Por su parte, el senador Rubén Giustiniani (PS-Santa Fe) aseguró que "el Gobierno tiene que dar cuenta ante el Congreso y la sociedad" de este eventual acuerdo con Repsol, tras lo cual destacó que restan cuestiones por resolver de la expropiación sancionada en 2012, como "el precio, que lo debe fijar el Tribunal de Tasación, y la determinación del pasivo ambiental que dejó Repsol en Loma de la Lata".
El diputado Gerardo Milman (FAP-Buenos Aires) coincidió en pedir la participación del Congreso. "No pueden ser los mismos funcionarios que permitieron el vaciamiento de YPF los que firmen un acuerdo; debe haber control de la comisión de seguimiento de las privatizaciones", destacó.
"Esto va a terminar igual que la historia con Marsans y Aerolíneas, vamos a terminar encubriendo el vaciamiento de Repsol en YPF", se sumó el senador Gerardo Morales (UCR-Jujuy).
Por último, los peronistas disidentes Eduardo Amadeo y Juan Carlos Romero coincidieron en destacar el anuncio como una buena señal. "Estoy de acuerdo con que se termine esta novela, pero esto es también la foto de la derrota del Gobierno", afirmó el diputado. "Sería una muestra de realismo para poner al país en situación de credibilidad internacional", opinó el senador.