Pemex ha decidido pasar del tiroteo dialéctico a la guerra accionarial en Repsol. Petróleos Mexicanos (Pemex) quiere hacer valer el poder que le confiere ser el 3er. mayor accionista de Repso. El gigante mexicano quiere que el presidente de la mayor petrolera española, Antonio Brufau, deje la compañía antes de final de año.
Pemex ha decidido pasar del tiroteo dialéctico a la guerra accionarial en Repsol. Petróleos Mexicanos (Pemex) quiere hacer valer el poder que le confiere ser el 3er. mayor accionista de Repso. El gigante mexicano quiere que el presidente de la mayor petrolera española, Antonio Brufau, deje la compañía antes de final de año. Para ello precisa contar con el apoyo directo de CaixaBank y el plácet del presidente Mariano Rajoy. Según la web madrileña El Confidencial, Pemex trabaja con abogados, banca de inversión y una agencia de captación de accionistas para derrocar a Brufau. El golpe de estado que Lozoya quiere dar coincide con las críticas que han comenzado en México a la gestión de Lozoya en Pemex y a su propuesta de reforma energética del país. Algunos medios de comunicación mexicanos han acusado al economista de 37 años de incompetencia para darle competitividad a Pemex, de de incurrir en gastos innecesarios -el uso constante de helicópteros privados para desplazarse- y de las pérdidas por 5.300 millones de euros en los 9 primeros meses del año.
El consejo de administración de Repsol se reúne la semana próxima en sesión ordinaria, y el de Pemex (Petróleo Mexicano) hará lo propio el martes 26. Será entonces cuando la petrolera mexicana podrá tener precisión acerca de si puede o no derribar a Antonio Brufau.
CaixaBank, entidad que preside Isidro Fainé, es la máxima accionista de la petrolera Repsol, aunque deberá reducir su participación por debajo del 10% para cumplir con la nueva directiva bancaria europea.
Según fuentes del mercado, Pemex pretende que CaixaBank suscriba o se abstenga en su petición de convocar una junta extraordinaria de accionistas para antes de que termine este año y forzar la salida de Antonio Brufau.
El papel del presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, y de Fainé es distinto pero complementario acerca del futuro de Repsol, una compañía estratégica para el Ejecutivo español, tal como quedó de manifiesto cuando la Argentina expropió YPF, y podría convertirse en otra Endesa (ahora en manos de la italiana Enel) si el capital extranjero (Pemex) toma el control (un portavoz del multimillonario Carlos Slim Helú negó que negocie con Pemex para hacerse con otro 10% de Repsol).
Pemex, por su parte, amenaza con vender la mitad de su participación en Repsol, lo que volvería aún más inestable el reparto accionario en la petrolera española.
El presidente de Pemex ha arremetido en público y en privado contra las negociaciones que Brufau hizo con YPF después de que Cristina Fernández de Kirchner hubiese expropiado la filial de Repsol hace más de 1 año.
"Nosotros esperábamos obtener más ganancias de nuestra participación en Repsol", denunció Lozoya el 05/11.
En Pemex apuestan por la negociación con YPF para aprovechar el yacimiento de Vaca Muerta (Neuquén), mientras que Repsol ha optado por tensar la vía judicial tras llevar a los tribunales judiciales el acuerdo entre YPF y Chevron para, precisamente, explotar el mayor descubrimiento que hizo Repsol.
Fuentes del sector explicaron que Cristina Fernández de Kirchner no se va a echar atrás y "es más que improbable que paguen algo por YPF", de ahí que los mexicanos prefieran la negociación.
Pero es una mentira también: a Cristina Fernández de Kirchner le quedan 2 años de mandato. el 10/12/2015 concluye su mandato y no puede renovarlo por una prescripción constitucional.
El director general de Pemex, Emilio Lozoya, criticó la retribución de Antonio Brufau. Según el jefe de la petrolera estatal mexicana, que controla 9,3% del capital de Repsol, el sueldo de Brufau no se corresponde con la retribución que la compañía ha ofrecido a sus accionistas a lo largo de los últimos años.
El golpe de timón que Lozoya quiere dar en la española coincide con las críticas que han comenzado en México a la gestión de Lozoya en Pemex y a su propuesta de reforma energética del país.
Algunos medios de comunicación mexicanos han acusado al economista de 37 años de incompetencia para darle competitividad a Pemex, de de incurrir en gastos innecesarios -el uso constante de helicópteros privados para desplazarse- y de las pérdidas por 5.300 millones de euros en los 9 primeros meses del año.
“¿Cuál ha sido la compensación de la administración? US$8 millones anuales teniendo resultados significativamente menores que el resto de sus competidores”, dijo Lozoya a legisladores mexicanos, informó Reuters.
Lozoya dijo que Pemex quiere que la situación en Repsol cambie, al responder a la pregunta de un legislador sobre qué quiere hacer la empresa con su paquete accionario en la firma española.
“Desde que la administración actual de Repsol ha tomado las riendas de la empresa, el retorno de la acción ha sido de cero, mientras que para un promedio de las empresas europeas de exploración y producción ha sido de 87%”, dijo Lozoya.
La compañía mexicana prepara con un equipo de abogados, banqueros y una agencia de captación de inversores la convocatoria de una junta extraordinaria de accionistas de la petrolera cuyo único punto del día será el relevo de la presidencia que actualmente ejerce Antonio Brufau.
La operación se urdió hace 2 semanas en Houston (Texas, USA), según distintas fuentes conocedoras de la misma.
Pemex organizó una reunión para diseñar un plan con el que poner en jaque a Repsol y cambiar a su equipo gestor. A esa cita acudieron 2 representantes del grupo latinoamericano, José Manuel Carrera Panizzo, director general del área internacional y consejero delegado de Pemex en España, y Arturo Henríquez, director general del área de adquisiciones de Pemex y consejero de Repsol en nombre de la mexicana.
Estos 2 ejecutivos de confianza de Emilio Lozoya convocaron en Houston a Javier Villasante, responsable del área internacional de Cuatrecasas, el bufete español que lleva los asuntos legales y corporativos de Pemex.
Villasante compartió mesa con un directivo de Crédit Agricole + una empresa especializada en reunir votos de inversores (proxy) + los asesores de comunicación internacionales de Pemex, Brunswick Group.
Tal como si se tratase de una moción de censura en un Legislativo, Pemex necesita el apoyo suficiente de una mayoría de accionistas para avanzar en su propuesta, condición que sólo puede garantizarse con el apoyo o la neutralidad de CaixaBank (10% del capital) y de Sacyr (9,6%).
Carrera Panizzo y Henríquez, los 2 ejecutivos de Pemex, encargaron a los asistentes preparar los trámites legales y financieros necesarios para despedir a Brufau y tomar el control de la compañía.
Carrena Panizzo fue el ideólogo que hace 2 años montó, junto con Luis del Rivero, el ataque a la presidencia de Repsol que fue abortado posteriormente por la propia Sacyr tras la destitución fulminante del constructor murciano.
Deberá recordarse que Luis del Rivero soñaba noche y día despedir a Brufau. Y su Sacyr Vallehermoso era el accionista N°1 de Repsol YPF. Pero fracasó, y hasta perdió el control de Sacyr.
Rivero tuvo como socio contra Brufau a Pemex, a Crédit Agricole y Cuatrecasas. Las diferencias entre las partes se han agudizado en los últimos meses.
México y la Argentina están negociando una alianza para explotar parte del yacimiento de Vaca Muerta, activo por el que la española reclama una indemnización de US$10.000 millones al Gobierno argentino, tras la expropiación sufrida en abril de 2012.
Esa joint venture entre Pemex e YPF es imposible de llevar a cabo mientras persista el conflicto judicial entre Repsol e YPF, obstáculo que Pemex quiere derribar con el cambio en la presidencia.
Después de varios intentos fallidos, la convocatoria de una junta extraordinaria obligaría a todos los accionistas significativos a hacer públicas sus posturas mediante el voto a favor o en contra de Brufau.
Un aspecto fundamental es que Isidro Fainé, presidente de CaixaBank, quien tiene divergencias públicas con Brufau, sin embargo en la mayoría de los consejos de administración en los que se ha puesto en duda el liderazgo de Brufau, siempre le ha respaldado.
En la última junta ordinaria, una gran mayoría de inversores aprobó la gestión del actual equipo directivo, incluida la bajada de salarios.
Pemex mantiene unas importantes plusvalías en su inversión en Repsol, ya que el 5% histórico que adquirió a principios de los '90 lo tiene valorado en cerca de 9 euros por acción. La otra mitad de su participación la tomó a precios próximos a los actuales, ya que invirtió 1.200 millones de euros en septiembre de 2011, un paquete total del 9,6% que Pemex ha amenazado con vender si no hay un giro estratégico en la gestión de Repsol.