Después de más de veinte años, la Argentina podría volver a importar petróleo en los próximos meses. Con el objetivo de desacelerar la salida de divisas ocasionada por la compra de naftas y gasoil en el exterior, las petroleras solicitaron a la Secretaría de Energía que, en lugar de adquirir derivados del hidrocarburo, autorice la importación de petróleo crudo para las plantas locales. Así lo confirmaron a PERFIL tres fuentes de organismos públicos y del ámbito privado.
Desde un punto de vista técnico –explicó un encumbrado directivo del sector–, es más conveniente procesar crudo en las refinerías locales, porque permitiría reducir, en parte, la importación de derivados más caros. En esa dirección, las empresas ya instrumentaron modelos de simulación para calcular el rendimiento de sus plantas con un porcentaje de crudo importado desde Nigeria, conocido en la jerga hidrocarburífera como Bonny Light. Ese tipo de crudo, todavía más liviano que el Medanito (Neuquén) y de bajísimo contenido de sulfuros, podría mejorar el blending –la mezcla de crudos que se corre en las refinerías– de algunas plantas locales como la de Ensenada, YPF y Dock Sud, de Shell.
Fuentes del Gobierno indicaron que se está evaluando establecer un mecanismo para compensar parcialmente la importación de crudo liviano mediante una mayor exportación de petróleo Escalante, más pesado, que se extrae en el Golfo San Jorge.
Lo que importa, tal como admitió un funcionario, es frenar la sangría de divisas de la economía. “Según el esquema que plantearon las petroleras, es más barato importar algunos cargamentos de crudo liviano que traer la cantidad de naftas y gasoil importados que demandará el mercado interno en 2014”, detalló.
Puertas adentro del Gobierno, la iniciativa recogió voces a favor y en contra. En el Palacio de Hacienda ven con buenos ojos la posibilidad de encontrar un mecanismo que le reporte al Tesoro un ahorro de divisas. La adquisición de gasoil –automotor y para generar energía– y de naftas demandó en los primero siete meses del año más de US$ 3.200 millones, según datos de la Secretaría de Energía. Pero en Planificación no están convencidos de cargar con el costo político de la medida. La Argentina no importa petróleo desde 1992, en la antesala de la privatización de YPF. Retomar esa senda un año después de la reestatización y con diez años a cuestas del manejo del área energética, no se presenta como la mejor retórica para justificar los efectos de una década ganada.
Galuccio firmó un acuerdo con Fitterling, de Dow, para producir shale gas en Vaca Muerta.
“O cambiamos o caerá más la oferta”
El presidente del Instituto Argentino del Petróleo y del Gas (IAPG), Ernesto López Anadón, sostiene que la Argentina está frente a un punto de quiebre en materia de hidrocarburos. “O vamos a otro esquema y condiciones de explotación, o la declinación de la oferta se acentuará”, expresó el miércoles durante un encuentro con periodistas para presentar la próxima Argentina Oil & Gas-Expo 2013 , que se desarrollará entre el 7 y el 10 de octubre próximo en el predio ferial de La Rural.
El directivo ponderó el potencial de la formación Vaca Muerta, en la cuenca neuquina, señalada en la industria como un ingente reservorio no convencional de hidrocarburos. “Siguiendo las previsiones del mercado, sólo la explotación efectiva del 10% de sus recursos ya significará para el país el logro del autoabastecimiento y la posibilidad de exportar”, destacó.
En tanto, Miguel Galuccio, CEO de YPF, firmó esta semana un acuerdo con Jim Fitterling, de Dow, para producir shale gas en el yacimiento situado en Neuquén.