Falta de mantenimiento de los equipos y las redes. Operarios en conflicto con sus patronales y que, en muchos casos, trabajan a reglamento. Escaso control por parte del Estado. Y usuarios poco responsables que abusan de los aparatos de aire acondicionado. En esa combinación de causas, complejas y sencillas, puede encontrarse una síntesis de los apagones, a esta altura típicos, de los días de mucho calor como los que viene padeciendo el país, pero especialmente Capital y GBA en estos días.
En varias zonas de más de 20 barrios del Area Metropolitana hubo quejas y protestas ayer por la falta de suministro de los servicios de Edesur y Edenor. En la Ciudad Autónoma, se registraron cortes en cuadras de Almagro, La Paternal, Mataderos, Villa Devoto, Villa del Parque, Villa Pueyrredón, Palermo y Barracas, entre otros. La peor parte dentro de la CABA se lo llevaron algunos puntos de los barrios de Caballito y Flores, donde los vecinos denunciaron que hace entre dos y tres días que no tienen luz e incluso cortaron la calle para manifestar su disgusto.
Clarín recorrió ayer la Ciudad y algunos sectores del GBA para determinar los alcances de la falta de suministro.
Sobre la avenida porteña Alvarez Thomas había un apagón desde las 18 que repetía otro de la noche del miércoles. El corte de luz abarcaba desde Federico Lacroze hasta Forest y el perímetro involucraba tanto a los barrios de Chacarita como Colegiales.
En Florida, Vicente López, los cortes abarcaban el radio comprendido entre España, las vías del Mitre, Alsina y Aristóbulo del Valle. Allí no había grandes apagones sino domicilios sin luz en forma salteada. Es decir, en una misma cuadra, había viviendas que tenían luz y otras que no.
Similar es la situación en zonas de San Isidro: ayer llevaban hasta casi dos días sin luz. En Olivos el intendente de Vicente López, Jorge Macri, tuiteó que hace 17 horas que están sin suministro y que le iniciaron una demanda a Edenor.
Consultados por el Clarín Zonal, voceros de Edenor explicaron que en Vicente López y en San Isidro se combinaron dos factores: por un lado, el alto consumo de electricidad por el calor y, por el otro, los problemas derivados por el incendio de la semana pasada de un transformador de la subestación de Carapachay. “Se está llevando un equipo de reserva desde otra subestación, pero lleva tiempo. Esta situación restó algo de energía y el problema es que los cables están muy exigidos, justamente porque está todo muy recargado. De ahí derivan los inconvenientes. Se está terminando de resolver con el recambio de un transformador de alta potencia, un equipo de 100 toneladas. Si no hubiera habido tanto consumo el recambio hubiera pasado desapercibido entre los clientes”, consideraron desde la empresa.
Otro intendente que demandó a la concesionaria del servicio eléctrico, en este caso Edesur, fue el de Berazategui, Juan Patricio Mussi, por incumplimiento del servicio.
En el GBA también sufrieron cortes de luz los barrios de Caseros, Banfield, Lanús, Almirante Brown, Lomas de Zamora, Avellaneda y Esteban Echeverría.
Voceros de Edesur explicaron que los cortes han sido “en zonas puntuales, sin grandes apagones”, y que estuvieron ayer solucionando problemas a medida que iban recibiendo los reclamos.
Pero los vecinos los desmienten. Anoche, en Rivadavia y Terrada, unas 70 personas cortó la esquina para protestar por los problemas que, denuncian, vienen sufriendo desde principios de enero. “Cada tres días tenemos un corte de luz. Ahora hace más de 12 horas que estamos sin suministro”, dijo una a este diario vecina enardecida, entre el calor que rozaba los 30 grados de sensación térmica y el ruido de cacerolas. Tanto ella como sus vecinos, no las dejaban de batir.
Penumbras. Un edificio sobre Alvarez Thomas, en Colegiales
Ahora son los cables, y no la falta de energía. Los problemas de la electricidad han ido cambiando con los años.
En los primeros años del kirchnerismo, lo que se llamaba entonces la Crisis Energética era que la electricidad no alcanzaba. Las usinas instaladas no podían generar más, y cuando la demanda se acercaba a un tope, venían los cortes.
Pero afectaban sobre todo a industrias, para no tocar el consumo domiciliario, el más sensible políticamente.
Las empresas dedicadas a la generación eléctrica no tuvieron una solución a sus reclamos tarifarios, y hoy tienen balances con fuertes rojos. Pero en medio fue el Estado el que abrió la billetera para montar nuevas usinas de generación a partir de gas o gasoil, la terminación de Yacyretá o los avances en Atucha. Así, el monto total de energía que puede generar el sistema creció, y hoy los topes de demanda ya no corren el riesgo de quedarse sin oferta energética.
Pero saltan los cables.
Es que el mantenimiento de las redes de distribución sufrió los mismos problemas de falta de inversión. Según las empresas, por déficit tarifario, también. Así, la red no recibe el desembolso para reforzarla y renovarla, sobre todo al ritmo de la mayor demanda que significaron los cientos de miles de aparatos de aire acondicionado instalados en todo el país en la última década. Este verano las eléctricas hasta anunciaron que suspendían sus planes preventivos “verano”. Así, los cables de la calle, los de baja y media tensión, no soportan los picos de demanda, más fuertes con las olas de calor. Y vienen los cortes que se ven estos días. Cuando intentan convencer a los usuarios que son normales, que siempre pasa.
Ámbito Financiero
La ola de calor que afecta a la región metropolitana de Buenos Aires y a vastas zonas del país generó que se batiera el récord de energía diaria entregada al sistema, al alcanzar este miércoles los 455,7 gigavatios hora (Gwh), según informó ayer el Ministerio de Planificación Federal. Este máximo histórico se suma al récord de potencia logrado también en la víspera, que fue de 21.982 megavatios, registrado a las 14.30, detalló el Gobierno. La nueva plusmarca sobre energía diaria entregada al sistema dejó atrás el pico máximo anterior, que fue de 454,8 GWh correspondiente al pasado 7 de febrero de 2012.
Pese a los numerosos cortes de luz denunciados por usuarios en barrios de la Capital Federal y del Gran Buenos Aires en las últimas horas, el Ministerio de Planificación aseguró en un comunicado de prensa que "el sistema se encuentra operando normalmente con más de 2.500 megavatios de reserva, gracias a que desde 2003 la capacidad instalada aumentó más del 49 por ciento, es decir, 8.700 megavatios".
La cartera que maneja Julio De Vido aclaró que "el término energía refiere a la cantidad de electricidad requerida a lo largo de un día o semana, en tanto que potencia alude a la demanda de electricidad en un momento determinado".
Más allá de la versión oficial esgrimida por el ministro de Planificación, Julio De Vido, que habló de un sabotaje y acusó a actores interesados de "bajar la palanca" para afectar políticamente al Gobierno, el mega apagón que el 7 de noviembre pasado dejó sin luz a millones de personas en Capital Federal -por la caída de varias líneas de media y alta tensión de Edesur y una de Edenor-, puso de manifiesto una vez más la precariedad del sistema eléctrico en el área metropolitana. Es que, si bien entre las 18.03 y las 18.09 de ese miércoles fatídico se desengancharon, casi en simultáneo, seis líneas de 220 y 132 kilovolt (Kv), el parque debería estar preparado para cubrir, a través de los relés de subfrecuencia (dispositivos electrónicos para mantener la frecuencia del sistema), cualquier baja sensible por medio de reservas rotantes en un lapso de 15 minutos. Eso no sucedió y la Ciudad permaneció a oscuras por más de cinco horas.
Un mes y medio más tarde, el tendido eléctrico envió otra señal de debilidad. El 24 de diciembre, en vísperas de Navidad y con la térmica superando los 45 grados en Buenos Aires y los principales centros urbanos, los cortes de luz afectaron a miles de usuarios de Coghlan, Caballito y Flores, y en zonas del conurbano como Villa Martelli, Florida, Haedo, Hurlingham, Escobar, Vicente López y Pilar. En algunos casos, la interrupción del servicio se prolongó por más de 60 horas.
"Son ejemplos incontrastables que dan cuenta de que las redes de distribución atraviesan una etapa delicada por falta de inversiones", indica Enrique Devoto, ex secretario de Energía. "Está claro que a raíz del congelamiento tarifario en el área metropolitana, en el verano habrá que acostumbrarse a los cortes frecuentes de electricidad", advierte. En los últimos días, de hecho, con picos que superaron los 37° de térmica, muchas zonas de la Ciudad volvieron a quedarse sin luz.
Los ingresos de Edenor y Edesur en materia de facturación sólo crecieron un 62% desde 2003, mientras que los costos operativos crecieron de la mano de la inflación por encima del 400 %.
A la endeblez del sistema en Capital Federal, el paso de Papa Noel sumó una novedad poco feliz: la fragilidad de las redes en el la Costa Atlántica, materializada por múltiples cortes en Mar del Plata y Pinamar, pobladas por cientos de turistas que tuvieron un infructuoso inicio de vacaciones. Tanto en los balnearios como en el ámbito porteño, los cortes de Nochebuena se acentuaron por la combinación de dos factores, explican desde Edenor, la mayor distribuidora de la Argentina (atiende a más de 2,7 millones de usuarios). A saber: el alto consumo por las altas temperaturas y la lluvia, que demoró el restablecimiento del servicio.
"La Costa será una zona crítica a lo largo del verano. Se instalaron algunos equipos para reforzar el sistema, pero puede haber problemas durante los picos de demanda", advierte Devoto.
Sin reservas
Para el ex secretario del área durante la Presidencia de Eduardo Duhalde, hay una realidad preocupante. Como resultado del fuerte crecimiento del PBI en la última década, el consumo eléctrico se elevó un 80% desde 2002 a 2011, según datos de Fundelec. Pero la oferta eléctrica no acompañó esa expansión. Y menos aún, el sistema de distribución, que adeuda millonarias inversiones en mantenimiento.
Frente a la escasa propensión a invertir de los privados como corolario de la pesificación de los precios y tarifas eléctricas en 2002, la responsabilidad de ampliar el parque de generación de energía recayó sobre el Estado. "Se hicieron un par de centrales termoeléctricas pero no las suficientes para correr al mismo ritmo que la demanda. Por eso, hoy el parque funciona casi sin reservas de potencia", cuestiona Francisco Mezzadri, ex presidente de la norteamericana CMS y actual consultor eléctrico.
La capacidad instalada del parque de generación ronda los 31.060 megawatt (Mw). Sin embargo, debido a la falta de mantenimiento de las máquinas térmicas de mayor antigüedad, un 30,3% de esa potencia no está operando por problemas técnicos, según números de Cammesa. "La indisponibilidad superó, en algunos meses de 2012, los 9.000 Mw. La oferta eléctrica alcanza con lo justo para cubrir la demanda", explican desde la compañía administradora, gerenciada desde mayo pasado por Juan Manuel Abud, uno de los laderos de Axel Kicillof.
El Sistema Energético Nacional batió el miércoles un nuevo récord de demanda, al alcanzar los 21.982 Mw, según datos del Ministerio de Planificación Federal. La nueva marca máxima supera a la registrada el 16 de febrero de 2012 , cuando se ubicó en 21.949 Mw. "Lo óptimo sería que el sistema funcione con una reserva equivalente al 20% de ese consumo, para poder reemplazar cualquier baja de generación. Pero hoy, el parque trabaja al límite", señala Mezzadri a El Cronista WE.
De hecho, el Gobierno está terminando de definir detalles técnicos y administrativos de una inminente asistencia financiera por $ 300 millones a Central Costanera, la mayor usina eléctrica del país -controlada por la multinacional Endesa-, de cara a recomponer el estado de la central, que hoy genera sólo un 52% de su capacidad por la indisponibilidad (rotura) de seis unidades de turbovapor.
Aún así, más allá del cuello de botella cada vez más pronunciado que existe en el área de generación, los ojos del sector se posan sobre la distribución.
Cargos específicos
Consciente de esa situación, el Gobierno creó nuevos cargos tarifarios fijos, vigentes desde el 1° de noviembre, que van desde $ 4 a $ 150 por bimestre sobre los usuarios residenciales de Buenos Aires y el Conurbano. En la actividad comercial, las subas llegan hasta $ 300 cada dos meses.
La incorporación de los cargos se aplica de acuerdo con el nivel de consumo. En las facturas de luz, el 72 por ciento de los hogares recibe las sumas más chicas, de entre 4 y 10 pesos. "Si todo sale según lo previsto, en los próximos meses se podrá avanzar con las primeras obras de optimización de las redes", se esperanzan desde Planificación.
"Probablemente las obras no lleguen lo suficientemente rápido para evitar cortes durante lo que resta del verano, pero al promediar el otoño podrían verse algunas mejoras", agrega un colaborador directo de De Vido.
La precariedad de las empresas eléctricas se acentuó, de forma alarmante, durante 2012. Aunque la rentabilidad de las dos grandes distribuidoras estaba comprometida desde hace tiempo, el año pasado marcó un quiebre. Edesur, de Endesa y la brasileña Petrobras, perdió $ 453,87 millones en los primeros nueves meses de 2012, casi tres veces más que en el mismo período de 2011 (-188,82 millones). En tanto que los números de Edenor, de Pampa Energía -la empresa que lidera Marcelo Mindlin-, que se habían mantenido en celeste (ganó $ 114,72 millones entre enero y septiembre de 2011), se derrumbaron en 2012. Anotó un rojo por $ 626,97 millones.
La magnitud del déficit instala una serie de interrogantes y, sobre todo, habilita tierra fértil para especulaciones múltiples. Las más radicales proponen que la asfixia económica a los privados desembocará en una reestatización de las distribuidoras. En las últimas horas, varios operadores cercanos al Gobierno dejaban entrever esa posibilidad para después del verano.
A pesar de eso, en la industria consideran que los cargos fijos en las tarifas de luz, que aspiran a conseguir $ 1000 millones extra por año, servirán para financiar correcciones en las líneas de distribución en el corto y mediano plazo. Según sus cálculos, el dinero recaudado, que será manejado por una unidad dependiente del ente regulador (Enre) y de Cammesa, elevará hasta en un 30% el monto que destinan a esa tarea las distribuidoras.
Los ingresos por facturación de Edenor y Edesur -que representan un 40% del negocio de distribución, con un universo conjunto de más cinco millones de usuarios- rondaron el año pasado los $ 2400 millones cada una. Las empresas destinaron cerca de un 35% de esa cantidad a la compra de energía a Cammesa, que luego venden a través de la redes. Con los $ 1500/1600 restantes, solventaron los gastos operativos del sistema, el mantenimiento del tendido de las líneas, la adquisición de insumos y la creciente carga salarial, entre otros ítems.
Se espera que los $ 500 millones anuales que recaudará cada distribuidora a partir de los incrementos tarifarios ($ 1000 millones en total), oxigenen, aunque sea en parte, la deteriorada caja de las empresas. "Es que cada compañía tendrá $ 500 millones más para encarar obras de mantenimiento y ampliación", dice un alto directivo de una generadora.
El dinero se utilizará para solventar la construcción de 10 subestaciones transformadoras en el sur del Conurbano (Esteban Echeverría, Quilmes y Florencio Varela, entre otras), cuatro subestaciones en el sur de Capital Federal (Barracas, La Boca y Floresta), y la estación transformadora Schmidt, con 11 ampliaciones de subestaciones que beneficiarán a Morón, La Matanza, Pilar, Munro y San Miguel.
Efecto refrigeración
Son localidades donde hay que reforzar el mallado eléctrico por el fuerte incremento de la demanda, fundamentalmente explicado por la incorporación de equipos de refrigeración y aires acondicionados. Para muestra basta un botón: el martes 4 de diciembre la demanda superó los 21.000 Mw de energía. La temperatura en Buenos Aires y en buena parte del centro y norte del país superaba los 35 grados de sensación térmica. Un día más tarde, chaparrón mediante, el calor se disipó y el termómetro de la Capital y alrededores -el principal área de consumo de energía- no rebasó los 25 grados. A tono, la demanda eléctrica de ese día tuvo un pico máximo de 17.500 Mw.
La diferencia de casi 4500 Mw entre un día y otro se explicó, mayoritariamente, por el uso de equipos de refrigeración activos en los hogares, cuya tasa de encendido cayó bruscamente de martes a miércoles.
"Los aire acondicionados instalados en los hogares pueden representar más de un 20% del consumo total de energía durante el verano", cuantifican desde una de las grandes distribuidoras del país.
Para poder estar al ritmo de esa expansión, la industria tendría que haber recibido ingentes inversiones en sus tres segmentos: generación, transporte y distribución. "Para abastecer a una demanda que crece a un 7% anual se deben invertir cerca de u$s 2000 millones anuales en el sistema nacional. Pero la realidad marca que estuvimos lejos de esos números", critica Devoto. Por la escasez de desembolsos privados, la ampliación del parque de generación responde, en su gran mayoría, a obras impulsadas por el Estado, que apuntaló la construcción -por medio del fondo Foninvemem, que reúne las acreencias que el Gobierno acumula con las empresas generadoras- de dos ciclos combinados de 800 Mw en Campana y Timbúes y concluyó, tras décadas de demoras, la represa Yacyretá. También se hizo cargo de la expansión del sistema de transporte de energía en alta tensión, con el tendido de líneas de 500 kilowatt (kw) en varios puntos del país que permanecían fuera del Sistema Interconectado Nacional (SIN).
Para Emilio Apud, otro ex secretario de Energía, el reacondicionamiento de las redes eléctricas exige inversiones por u$s 800 millones. "El gran problema fue el congelamiento de las tarifas, que primero terminó con la inversión, luego afectó a la operación y el mantenimiento, y finalmente se comió la rentabilidad", indica.
Tarifas y subsidios
El correlato de las tarifas reguladas que cobran las distribuidoras es el esquema de precios máximos del mercado de generación de energía, diseñado por la Secretaría Energía desde 2003. Sucede que el kirchnerismo terminó con el sistema de precios creado por el menemismo -en base a una concepción "marginalista" del mercado- y fijo un valor máximo de la electricidad spot en $ 120 por MWh. Muy lejos de los indicadores regionales. En Chile, por ejemplo, el importe de noviembre pasado supera los u$s 152 y en Colombia orilla los u$s 95, según datos de Montamat & Asociados. A raíz de eso, un usuario que consume hasta 300 Kw mensuales paga a Edenor u$s 18,9 por cada MWh, sólo un 20,8% de lo que factura la EPE (Empresa Provincial de Energía) de Santa Fe (u$s 93,8) y un 22% de lo que se cobra en Córdoba (u$s 92,2).
La intervención del Estado sobre el segmento se acentuó en los últimos meses, a partir del encarecimiento de los combustibles y de los costos de operación y mantenimiento de las usinas térmicas. Tanto que en la actualidad, frente a la endeblez de la caja de las generadoras, Cammesa se encarga de abastecer de gas y derivados líquidos -gasoil y fuel oil- a las centrales y de financiar parte de los arreglos de los equipos dañados.
Por eso, a pesar de la desaceleración de la economía registrada en 2012, durante los primeros 11 meses del año el Estado destinó $ 76.662 millones para compensar a distintos sectores económicos por la falta de ajuste tarifario, según estadísticas de la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (Asap).
El mayor incremento de noviembre se explica por las subvenciones destinadas al sector energético, que hasta ese mes recibió $ 44.581 millones. Es decir, un 23,1% más que en el mismo lapso del año pasado. Así las cosas, entre Cammesa y Enarsa se llevaron casi todo ($ 20.193 millones y $ 16.309 millones respectivamente), mientras que $ 2669 millones fueron para Nucleoeléctrica, $ 1204 millones para organismos provinciales y $ 1023 millones para Yacimientos Carboníferos Río Turbio.