Dejarían sus cargos dos subsecretarios en Planificación
La Nación, Buenos Aires
Fueron críticos de algunas medidas
Los dos técnicos que se ocuparon, en el comienzo del gobierno de Néstor Kirchner, de atenuar la crisis energética, están a punto de dejar el Ministerio de Planificación Federal.
Cristian Folgar, subsecretario de Combustibles, y
Bautista Marcheschi, su par de Energía Eléctrica, ambos críticos de algunas de las últimas medidas tomadas por el Gobierno para el área, no seguirían en sus puestos desde el martes próximo, cuando asuma la nueva presidenta,
Cristina Kirchner.
"No voy a hablar, soy como una estatua. No pretenda que hable de esto", contestó Folgar al ser consultado por LA NACION al respecto. "No puedo decir nada. Y menos por teléfono", se excusó Marcheschi. En el Ministerio de Planificación no contestaron las llamadas de este diario.
Lo cierto y lo especulado Anoche se sabía poco y nada. Lo confirmado: por pedido del Gobierno, todos los subsecretarios y directores del Ministerio de Planificación presentaron por la tarde su renuncia. Cada cargo quedará a disposición del ministro
Julio De Vido. "Dicen que me voy, pero yo todavía sigo acá", le oyeron decir los empleados estatales a
Vicente Serra, director nacional de Refinación y Comercialización, cuando el edificio de Hipólito Yrigoyen era un caldo de rumores.
Ayer, mediante el decreto 1765, se designó a
Pablo Emilio Campi director de Asuntos Jurídicos del Ministerio.
Javier Suárez Benito ocupará la Dirección de Gestión Judicial. Ambos tendrán cargos interinos, por 180 días, dependientes de la Subsecretaría Legal, que hasta ayer conducía
Rafael Enrique Llorens, otro de los que presentaron la renuncia.
Las versiones: ambos, Folgar y Marcheschi, habrían cedido sus puestos a funcionarios pedidos por la señora de Kirchner, posiblemente vinculados con el radicalismo cercano al poder.
Lo harto sabido: tanto Marcheschi como Folgar son técnicos respetados en el sector privado, pero han cuestionado algunas de las medidas energéticas tomadas este año. Una de ellas fue el último aumento en las retenciones a las exportaciones de petróleo y derivados, mecanismo diseñado por
Guillermo Moreno, secretario de Comercio Interior, el soldado que Néstor Kirchner eligió para conducir la crisis energética durante el último invierno, pese al disgusto del secretario de Energía,
Daniel Cameron. Ni Cameron ni Folgar estaban de acuerdo con los aumentos. Ese día le preguntaron al secretario cómo habían salido finalmente las retenciones. "No como hubiera querido", contestó.
Marcheschi fue siempre hombre de Cameron. "Yo me voy cuando se vaya Daniel", se lo oía decir, en referencia al secretario. Marcheschi nunca aprobó las extravagancias de Moreno ni los disciplinados pasos de
Roberto Baratta, subsecretario de Coordinación de Control y Gestión del Ministerio, otro de los funcionarios en cuyas manos cayeron muchos de los gestos oficiales hacia las empresas.
Folgar, en cambio, tenía una buena relación con De Vido. Incluso viajes de trabajo programados para los próximos días. Cuidadoso de las formas, Folgar jamás dejó escapar, ni en público ni en privado, una sola palabra que pusiera en duda la autoridad del ministro. "Se limpiaron a los dos subsecretarios y lo dejaron a Daniel Cameron -dijo a LA NACION un hombre de trato frecuente con la Casa Rosada-. Ganó De Vido, a medias".
En realidad, el más enojado con las últimas medidas tomadas por Kirchner para el área energética era Cameron. Pero el santacruceño fue siempre tenido en cuenta por Cristina, a quien asesoró cuando la heredera del poder estaba en el Congreso.
Por Francisco Olivera
Cristian Folgar deja el área de Combustibles
El Cronista, Buenos Aires
LUCIO DI MATTEO
En una muestra más de su posición fortalecida,
Julio de Vido dispuso el relevamiento del subsecretario de Combustibles,
Cristian Folgar. Por ahora no circuló el nombre de su reemplazante, pero sí el criterio: será una persona de confianza de Julio Cobos, próximo vicepresidente de la Nación. Entre los tocayos
De Vido y Cobos existe una buena relación y se reunieron el pasado miércoles 28, antes que el saliente gobernador de Mendoza viajara a Venezuela para presenciar el referendo por la reforma constitucional. Allí, los Julios trataron el tema del reemplazante de Folgar.
Desde 2003, la relación entre Folgar y De Vido fue buena. Pero la “onda” cambió este invierno, cuando este último privilegió su visión técnica por sobre la política, criticando el corte de gas a las industrias. El criterio exactamente opuesto al que apostó De Vido.
Semanas o meses antes de las elecciones, circulaba la hipótesis de que Folgar y su jefe directo,
Daniel Cameron, estaban fortalecidos porque habían planteado que las dificultades energéticas del país no se terminarían este año. Después del 28 de octubre, en cambio, comenzó a escucharse que los cortes a industrias evitaron esta medida en los hogares, lo que hubiera tenido catastróficos resultados electorales. El ganador del cambio de criterio es obvio, los perdedores pueden ser más.
Radicales K, a Energía
Ámbito Financiero, Buenos Aires
Circuló ayer la versión de que dos radicales K se instalarían en la Secretaría de Energía, a instancias de la presidente electa,
Cristina Kirchner. Los nombres de los elegidos todavía no trascendieron, pero reemplazarían al subsecretario de
Energía Eléctrica, Bautista Marcheschi; y al de Combustibles, Cristian Folgar.
Los dos funcionarios que serían desplazados tienen estilos distintos. Marcheschi es un histórico en el sistema eléctrico, ejerció, entre otros cargos, la presidencia de SEGBA antes de la privatización. Tiene contacto permanente con las empresas privadas y es un incondicional del secretario de Energía
, Daniel Cameron. Fue idea suya instalar las dos nuevas centrales térmicas en
Campana y Timbúes, utilizando deudas del Estado con las generadoras privadas.
Folgar es un técnico joven que, durante la gestión, respondió más al ministro
Julio De Vido que a
Cameron, y fue uno de los artífices de los acuerdos energéticos con el gobierno de
Hugo Chávez. Los destinos elegidos para los radicales K no son los más cómodos del gobierno. Uno deberá lidiar con la crisis eléctrica; el otro, con la escasez de gas y con el conflicto creciente entre petroleras y gobierno.