¿Chile sin HidroAysén? Expertos apuestan por energía nuclear, carbón y GNL
El dínamo
Nadie pone un duda que
HidroAysén enfrenta una realidad más que compleja; el proyecto de
Endesa y Colbún que ya lleva dos años paralizado. Sin ir más lejos el ex candidato a la presidencia,
Andrés Allamand, lo dio por muerto en más de una ocasión y la representante de la Nueva Mayoría, y ex mandataria,
Michelle Bachelet, también se declaró en contra.
“Tal como está el proyecto HidroAysén no es viable. Nosotros hicimos lo que había que hacer en un Gobierno en una etapa donde no había la institucionalidad ambiental como la que tenemos hoy día y donde nos preocupamos de construir la institucionalidad ambiental”, dijo Bachelet a fines de agosto pasado.
Luego de que desde el Gobierno se subrayara que las más de 30 reclamaciones presentadas se revisarán después de las elecciones, la responsables del proyecto apuestan por una resolución rápida de parte de los ministros. No obstante, subrayan que esta decisión no puede revertir la aprobación obtenida para la construcción de las centrales. Con todo, quedará un largo camino para que, si la empresa lo decide, tramite la línea de transmisión que permita inyectar la energía al sistema, consigna La Segunda.
En el escenario más optimista, los inversionistas se la juegan porque al menos una de las centrales pueda operar a 2023. Sn embargo, algunos expertos descartan incluso esta opción y barajan las alternativas de reemplazos para la energía hidráulica proveniente de la Patagonia: la nuclear, el carbón y el gas natural licuado (GNL) son las principales opciones.
La cuestionada opción nuclear
María Isabel González, ex integrante de la Comisión Nacional de Energía (CNE) y gerenta de la consultora Energética, apunta que no utilizar el agua de la Patagonia es como si Venezuela no explotara su petróleo. “Entonces estamos hablando de algo grave. Todas las opciones que hay son más caras que el agua. La gente puede decir “pero si igual pagamos caro por la energía”. Lamentablemente, podríamos llegar a una situación en que los precios permanecieran caros en forma definitiva”, advierte.
González subraya que de existir un acuerdo político para no emplazar hidroeléctricas en Aysén “tendríamos, por ejemplo, que pensar en centrales nucleares, que son eficientes, aunque son una alternativa de largo plazo, de aquí a 15 o más años, porque hay que hacer todos los estudios. Y si es que se llegase a la conclusión de que podemos instalar centrales nucleares en Chile, hay que construirlas”.
Cabe recordar que durante el gobierno de Bachelet, se creó la denominada Comisión Zanelli para realizar estudios sobre la factibilidad de instalar centrales nucleares en el país. Los análisis preliminares recomendaban su instalación.
Luego, tras el cambio de gobierno, la subsecretaría de Energía anunció que licitaría nuevos estudios antes del primer trimestre de este año para responder en qué zonas de Chile podría construirse una de estas centrales y qué tipo de tecnología era la más conveniente. Sin embargo, la licitación pública fue postergada y hasta hoy no se efectúa.
La energía nuclear es clave en la matriz energética de varios países. Un ejemplo es Francia, donde corresponde a más del 70% de su portafolio de generación. En Europa este tipo de tecnología además funciona como respaldo para las energías renovables no convencionales (ERNC): por ejemplo, cuando deja de soplar el viento en España, Portugal o Alemania.
Aunque el estándar de potencia en el mundo supera los 1.000 MW, fuentes del gobierno comentaron que los estudios que se encargarían considerarían para el país centrales con tamaños de 400 MW, que hacen más factible su incorporación al sistema.
“Para reemplazar HidroAysén, a diez años plazo es necesario habilitar una normativa nuclear hoy y concesionar, por ejemplo, una central de última generación con toda la seguridad para quitarles susto a los chilenos. Esa es una alternativa difícil, pero muy eficiente si se desecha el gran recurso que tiene el país”, señaló el director ejecutivo de Electroconsultores, Francisco Aguirre.
Ésa es, a juicio del experto, la mejor solución técnica para un país que no cuenta con carbón de calidad, gas o petróleo, pero reconoce que su principal obstáculo es el rechazo ciudadano y la inexistencia de normativas. “Por eso no me embarcaría en una central nuclear grande, sino que usaría las tecnologías nuevas, innovadoras y con el nuevo combustible nuclear torio, que es mucho más ecológico que el uranio”.
Aguirre comenta que una buena solución sería la construcción de una central “escalable”; es decir, que fuera en etapas, agregándose mayor capacidad instalada, pero siempre de menor tamaño que las existentes en países desarrollados.
La alternativa en favor del carbón
Un camino ya en Chile es el de instalación de carboneras, claves en el país luego que Argentina cortara la llave del gas a las generadoras chilenas. Pero hay que recordar que proyectos como Barrancones o Castilla no se concretaron por oposición ciudadana.
El consultor de Valgesta, Ramón Galaz, afirma no se debiera dejar de lado la utilización de recursos disponibles en el país, aunque si existiera una decisión de consenso para no realizar hidroeléctricas en Aysén, una opción importante es el carbón.
“Si se llegara a una conclusión de consenso de que no se deben hacer centrales en Aysén, las únicas alternativas que quedan para satisfacer la demanda de los próximos 10, 20 y 30 años será la utilización de generación termoeléctrica”, apunta Galaz y agrega que ”con todo lo que podamos incorporar de energías renovables no convencionales, que sin duda son un aporte importante, no es suficiente y tendremos que pensar en generación termoeléctrica”.
Para Francisco Aguirre, “el carbón es una opción, pero hay que lavarles la cabeza a los ambientalistas”.
A nivel mundial, cerca del 40% de la matriz corresponde a carbón. En Chile, durante agosto de este año el 36% de la generación del Sistema Interconectado Central (SIC) provino de esa fuente, mientras que para el Sistema Interconectado del Norte Grande (SING) fue 82%.
La más cara: GNL
En este escenario, la alternativa de reemplazo a los grandes embalses que genera mayor consenso es el gas antural licuado (GNL) Pese a ser más caro, al menos 20% más por cada kilowatt generado a carbón, su imagen más amigable con el medio ambiente produce apoyos en expertos y autoridades.
Hoy, el 17% de la energía producida en el SIC es en base a GNL, pero las perspectivas van al alza, ya que, pese a ser más caro que el carbón, muchos inversionistas optan por este combustible al tener mayor aceptación. Una muestra de esto es la decisión de la minera BHP Billiton de reconvertir la carbonera central Kellar en una iniciativa que se abastece de GNL.
Al mismo tiempo, el comienzo de la extracción de shale gas -o gas no convencional- en Estados Unidos mantiene las expectativas de una disminución de precios. El gigante del Norte se transformaría de un importador de hidrocarburos a un exportador de combustibles.
“El carbón es una mejor alternativa en términos económicos, pero como vemos que las centrales de este tipo están siendo vetadas, el GNL sería una opción, aunque más cara”, dice María Isabel González.
Esta tecnología es más amigable con las energías renovables no convencionales, ya que sirven de centrales de respaldo para cuando tecnologías como la solar o eólica dejan de funcionar, sostiene Aguirre y a renglón seguido puntualiza que ”es la única tecnología que puede ir bailando al ritmo variable de la renovable que se apaga y se prende”.