Nicolás Gandini
YPF y el mito de la soberanía hidrocarburífera
El Cronista
La recuperación del autoabastecimiento petrolero fue la principal bandera que flameó el gobierno de Cristina Kirchner para impulsar la reestatización de YPF, la mayor productora de hidrocarburos de la Argentina, que en el último lustro anotó números en baja, a raíz de la declinación de sus grandes yacimientos, en especial los emplazados en Neuquén. Por caso, Chihuido de la Sierra Negra, el mayor campo petrolífero de la compañía, aportaba en 2006 con más de 7200 metros cúbicos diarios (m3/día) de crudo. Hoy en día, produce menos de la mitad. Como resultado de esa performance, que se repite en casi todos los reservorios importantes de la empresa, la extracción de petróleo de YPF a nivel nacional cayó en los últimos seis años un 21,9%, en tanto que la declinación de la curva gasífera fue todavía más acentuada (-35,7%), según datos del Instituto Argentino del Petróleo y Gas (IAPG).
El Plan Estratégico 2013-2017 presentado la semana pasada por Miguel Galuccio, flamante CEO de YPF, da cuenta de esa situación y busca revertir, en el corto plazo, la tendencia decreciente de la producción. Propone frenar la caída de un 6% anual registrada desde 2004, e incrementar en cinco años un 35,8% la oferta de hidrocarburos. Para correr a ese ritmo productivo cuantifica inversiones siderales: u$s 3500 millones en 2012, y el doble por año -u$s 7000 millones- a partir 2013 hasta 2017.
Ahora bien, ¿serán suficientes esas ingentes inversiones para recuperar la soberanía energética? La mayoría de los petroleros aún está a la espera de que Galuccio explique cómo financiará los u$s 38.500 millones previstos para el período 2012-2017, equivalentes al 10% del PBI argentino. Pero, aun cuando esos desembolsos se concreten, ¿cubrirá la expansión de la oferta de petróleo y gas prevista por YPF las importaciones actuales de energía?
La respuesta, a priori, parece ser negativa. De acuerdo con estimaciones de Enarsa, la empresa estatal de energía, la Argentina importará este año entre 70 y 80 barcos de gas natural licuado (LNG, según sus siglas en inglés) por más de 5600 millones de metros cúbicos (MMm3) del fluido. A esa cifra hay que agregar otros 3500 MMm3 que llegarán desde Bolivia. Serán, en total, 9100 MMm3 de gas ó 57 millones de barriles equivalentes de petróleo (MBOE). A su vez, hay que contemplar la importación de gasoil y naftas para satisfacer la demanda del parque automotor -que ya supera los 10 millones de vehículos-, del campo y de la industria, que según proyecciones de las refinadoras, ascenderán a 5 MMm3 de combustibles en 2012. O sea, otros 31,4 MBOE's.
In crescendo
El propio Galuccio admitió que este año las importaciones energéticas -que en 2011 costaron u$s 9362 millones- van camino a aumentar. "El partido del corto plazo ya está jugado: este año la balanza comercial energética arrojará un déficit de entre u$s 5000 y 6000 millones, a raíz de la importación de LNG, gas desde Bolivia, combustibles y electricidad", advierte Alieto Guadagni, ex secretario de Energía.
En el caso de concretar su titánico programa de inversiones para 2013-2017, YPF incrementaría a la producción de petróleo y gas en 57 MBOE's y alcanzaría una oferta total de 216 MBOE's. "La cifra está por debajo de los casi 90 MBOE's que importará la Argentina en 2012", indica Guadagni. A pesar de eso, contribuiría sensiblemente a reducir el déficit de la balanza comercial energética.
Si bien YPF es la mayor productora de hidrocarburos de la Argentina -aporta un 34% de la producción de crudo y un 23% de la de gas-, en la industria sostienen que su peso específico no es tan importante como para revertir por sí sola las variables estructurales del sector, signado por la caída de la oferta y la retracción del horizonte de reservas hidrocarburíferas. Con esa certeza, el gran interrogante gira en torno a conocer cómo reaccionará el resto de las operadoras petroleras, un lote integrado por Pan American Energy (PAE), la francesa Total, Chevron, Petrobras, Pluspetrol, Sinopec, Tecpetrol y Enap Sipetrol, entre otras.
En deudaLa mayoría de esas compañías registró estadísticas deficientes en los últimos años. PAE, el segundo mayor productor de crudo -extrae un 18,8% del total de la mano de la explotación de su campo estrella, Cerro Dragón, en Chubut-, incrementó un 5% su producción entre 2008 y 2011. Fue el único jugador del upstream que obtuvo un rendimiento positivo en el período. Sin embargo, la empresa de la británica BP (60%) y Bridas (40%) -de la china CNOOC y la familia Bulgheroni- no pudo evitar el retroceso de su oferta gasífera, que cayó un 14 por ciento, según estadísticas del IAPG.
Petrobras, filial local del gigante brasileño y tercero en el ránking de productores de crudo, sufrió un significativo traspié de su producción, que descendió un 16%. También cayó su participación en gas (-9%).
El cuarto en la lista, Pluspetrol, registró un gran salto en materia petrolera a partir de la adquisición de la canadiense Petroandina Resources (+58%), aunque como contrapartida, perdió un 63% de su producción gasífera, a raíz de la declinación de sus campos en el norte del país.
Más atrás aparecen la china Sinopec, que cierra el top five entre los oferentes de crudo, que bajó un 10% su extracción de crudo entre 2008 y 2011, aunque elevó sus números de gas en la misma medida; la norteamericana Chevron, con una pendiente pronunciada en crudo y el fluido, del 29% y 69% respectivamente; Tecpetrol -la empresa de Techint-, cuya oferta de petróleo cayó un 16%; y la francesa Total, líder del ránking gasífero con un 29% de la oferta, que elevó sus números en el rubro un 8% entre 2008 y 2011.
Frente a la declinación generalizada de los niveles productivos de las petroleras, para Daniel Montamat, otro ex secretario de Energía, es necesario replantear los fundamentos de la política energética en su conjunto; en especial los aspectos ligados a la extracción de gas, que explica un 51% de la matriz energética de la Argentina. "Con los esfuerzos de YPF no alcanza (para recuperar el autoabastecimiento), se precisa de una política de precios y reglas de juego claras", señala el ex presidente de YPF durante su anterior etapa estatal.