DURAS CRÍTICAS A EMPRESAS ENERGÉTICAS
La Nación, Buenos Aires
Kirchner dijo que "van agotando la paciencia de los gobiernos" y pidió unirse frente a los problemas de gas y de electricidad
La trigésimo tercera cumbre del
Mercosur que finalizó ayer en esta capital fue la caja de resonancia de la crisis hidrocarburífera y eléctrica que afecta a la
Argentina: en un duro discurso, el presidente
Néstor Kirchner llamó ayer a los demás países del bloque a integrarse en materia energética y exhortó a sus pares a cooperar para que las compañías privadas y estatales que operan en la región se pongan al servicio de las economías nacionales y contribuyan así a paliar la recurrente escasez de recursos.
Además, Kirchner envió una severa advertencia a las empresas: dijo que no se tolerarán sus "caprichos", afirmó que estas compañías "poco a poco van agotando la paciencia" de los gobiernos y señaló que los mandatarios de la región actuarán con una "alta cuota de resolución si no se comprende cómo se debe avanzar".
"Muchas veces notamos dificultades con el manejo de estas empresas, que van agotando poco a poco nuestra paciencia. No podemos quedar determinados por los caprichos o por las necesidades eventuales de empresas individuales, sino que, fundamentalmente, tienen que estar al servicio del proyecto estratégico que nuestra región tiene", dijo Kirchner ante la atenta mirada de los demás presidentes de la región.
"Tenemos todavía, por supuesto, una amplia cuota de paciencia, pero también tendremos una alta cuota de resolución si evidentemente no se entiende y no se comprende cómo se debe avanzar decididamente para solucionar todos estos temas", agregó.
Lo escuchaban con interés el anfitrión de la cumbre, el presidente paraguayo,
Nicanor Duarte Frutos, y los mandatarios de
Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva; de
Uruguay, Tabaré Vázquez; de
Chile, Michelle Bachelet; de
Bolivia, Evo Morales, y de
Ecuador, Rafael Correa.
El gran ausente fue el mandatario venezolano,
Hugo Chávez, que se encuentra en una gira en Rusia.
La alocución de Kirchner fue la coronación de todas sus gestiones desde que pisó suelo guaraní: el Presidente concentró toda su agenda en Paraguay a la búsqueda de alternativas con sus colegas del bloque para enfrentar la crisis energética que aqueja a la Argentina y a los demás países de la región.
Acuerdos ratificados De hecho, antes de hablar en el foro, Kirchner mantuvo una audiencia bilateral con Morales en la que ambos ratificaron los acuerdos suscriptos para la construcción del gasoducto del
Nordeste, con un presupuesto de 2300 millones de dólares.
Además, en el encuentro, el mandatario boliviano se comprometió a no disminuir los niveles de envíos de gas al país hasta que las obras finalicen.
"En el tema de la integración energética, el Mercosur está a prueba porque el desarrollo económico que están teniendo nuestros países en forma continuada está demandando en forma permanente mayores recursos", dijo Kirchner en su discurso.
"Vamos a tener que tener convicciones muy fuertes para que muchas de las empresas que funcionan en nuestros países comprendan la necesidad de la integración", agregó.
Y completó: "Nosotros, como presidentes, tenemos que demostrarles a nuestras sociedades que somos capaces de construir solidaridades que nos permitan ayudarnos a poder superar la crisis energética recurrente que tenemos".
La palabra empleada por Kirchner para definir la situación acuciante que enfrentan los países en materia energética no pasó inadvertiida. Esta "crisis", dijo Kirchner, es provocada "por el crecimiento permanente y por inversiones que no se hicieron en otra etapa".
Crisis, mala palabra
Luego, el Presidente ratificó sus dichos ante los periodistas. "La falta de inversiones ha sido determinante de la situación", sostuvo Kirchner, aunque sin volver a emplear la palabra "crisis".
El resto de la comitiva también prefirió evitar esa denominación. "Las restricciones que se dan hoy en Buenos Aires están relacionadas con que hay una ola de frío en el centro del país que ha hecho que los hogares consuman un 30 por ciento más de gas que en el mismo período del año pasado. Lo que tenemos que esperar es que se supere esa ola de frío y que no haya restricciones de suministro de gas de otros lados de donde recibimos como, por ejemplo, de Bolivia", dijo el jefe de Gabinete,
Alberto Fernández.
Uno de los funcionarios de mayor confianza del Presidente señaló que las advertencias de Kirchner estaban orientadas principalmente a las transportadoras energéticas, y puntualmente, a las de gas.
"Las transportistas en algún momento inyectaron menos gas y cuando el gas se deja de inyectar pierde presión y cobra menos fuerza", dijo la fuente.
"Básicamente estamos en un momento de mayor consumo. Yo tengo 125 millones de metros cúbicos para repartir, ¿privilegio a los hogares o a las industrias? Estamos tratando de mixturar para que la industria siga y a los hogares no les falte gas. Es el viejo problema de la economía. Necesidades infinitas y recursos limitados", sintetizó el funcionario a LA NACION.
El encuentro de Kirchner con Morales fue breve: apenas unos 20 minutos a solas, en los que repasaron los entendimientos preexistentes entre ambos países para la construcción del Gasoducto del Nordeste.
El mandatario boliviano confirmó allí que no disminuirá el envío del fluido hasta la finalización de la obra.
KIRCHNER LLEVÓ LA CRISIS ENERGÉTICA HASTA LA CUMBRE DEL MERCOSUR
Clarín, Buenos Aires
Usó la palabra crisis por primera vez desde que es presidente. Les pidió "solidaridad" a los países de la región para resolver en conjunto los problemas de la energía. Y advirtió a las empresas por la falta de inversiones.
En el ámbito de la 33ra Cumbre de presidentes del Mercosur, Néstor Kirchner reconoció -ayer en Asunción- por primera vez la existencia de una crisis energética en la Argentina, aunque la enmarcó como una crisis regional.
Kirchner remarcó su preocupación por la crisis de abastecimiento de energía y también cargó contra las empresas que no invierten en el sector, además de reclamar "solidaridad energética e inversiones conjuntas" entre los países de la región.
"La integración energética no puede esperar, nos urge un aprovechamiento compartido de los hidrocarburos dentro de un régimen preferencial, así como del sector gasífero", pidió el mandatario, sin especificar detalles.
Kirchner habló de esta manera cuando le tocó dar su discurso, en tercer lugar, frente a sus colegas sudamericanos en la capital paraguaya. "En el tema de la integración energética, el Mercosur está a prueba, porque el desarrollo que gracias a Dios están teniendo nuestros países, el crecimiento económico que están teniendo en forma continuada, después de muchísimo tiempo de retroceso, está demandando la necesidad de mayores recursos energéticos", lanzó Kirchner al abordar la cuestión, ya sobre el final de su discurso. Para entonces había abandonado el texto que minutos antes había leído.
Ahora improvisaba. Y no escatimó críticas para las empresas que dominan el mercado de los hidrocarburos. "Vamos a tener que ser muy decididos para que muchas de las empresas que funcionan en nuestros países, algunas privadas, otras estatales, comprendan la necesidad de la integración del Mercosur".
Y dijo que notaba "dificultades en el manejo de estas empresas, las que -se despachó- van agotando poco a poco nuestra paciencia". Agregó que ello era la razón por la que debían existir "solidaridades e inversiones conjuntas, en un país o en otro" para buscar nuevos esquemas.
"No podemos quedar determinados por los caprichos o por las necesidades eventuales de empresas individuales", remató Kirchner. El desabastecimiento energético fue, de hecho, eje de los encuentros bilaterales que mantuvo el Presidente entre jueves y ayer con Lula da Silva, Evo Morales y Michele Bachelet.
Kirchner incluso fue explícito al manifestar su interés en hacer inversiones en Bolivia para garantizar la infraestructura gasífera en los yacimientos vecinos, y el envío del fluido boliviano a la Argentina.
La reunión del Consejo del Mercosur y la de los jefes de Estado de los países miembros y sus asociados se encontró en Asunción con la notable ausencia del presidente Hugo Chávez que, en los últimos meses, viene dando señales contradictorias a su voluntad de convertirse en el quinto socio del bloque.
En ese sentido, la cumbre permitió un lucimiento mayor de la alianza pactada por Brasil y Argentina. Al marcharse, ayer al mediodía, ya en el puerta del hotel Yatch Golf -sede del encuentro- Kirchner calificó ante la prensa su encuentro con Lula de "muy positivo". Previamente, había coincidido con el brasileño en dar un fuerte respaldo al Mercosur como "instrumento eficaz" para ingresar en las áreas comerciales de las grandes potencias.
Y Kirchner tuvo otro gesto. Le dio la bienvenida a Uruguay por su decisión de integrar el Banco del Sur. El conflicto por las papeleras, aseguraron los funcionarios, ni se mencionó. Y aunque no hubo bilateral de por medio, Kirchner mostró otra sintonía con Tabaré Vázquez. Fue ante el reclamo de Montevideo para que los brasileños revean su esquema de incentivos internos a la producción, que distorsionan el comercio regional, según creen uruguayos y argentinos.
Claves de una visita
El eje de la visita de Kirchner a la cumbre de Asunción fue el tema energético. Lo abordó en su reunión del jueves con la chilena Michelle Bachellet.
Y también habló de energía con el boliviano Evo Morales, con quien se reunió ayer. Además, fue el eje de su discurso ante los presidentes de la región.
El reconocimiento es indispensable
A pesar de la demora y de haberlo dicho fuera del país, es positivo que el Presidente haya utilizado la palabra crisis para referirse a los problemas de energía que enfrenta la Argentina. El reconocimiento de que la crisis existe es la única manera de empezar a resolverla. Es cierto que las empresas privadas del sector tienen su cuota de responsabilidad y que los países de la región no han actuado como un mercado común en términos energéticos, pero también el Estado argentino -hoy a cargo de Kirchner- debe dejar de barrer el polvo bajo la alfombra para hallar las soluciones de fondo.
LAS COMPAÑÍAS DEL SECTOR SE HICIERON LAS DISTRAÍDAS
La Nación, Buenos Aires
En las empresas de energía se hicieron ayer las distraídas cuando LA NACION las consultó sobre las declaraciones del presidente Kirchner. Ninguna dijo que se haya sentido identificada cuando el jefe del Estado criticó el manejo de "muchas de las empresas" energéticas, sean privadas, estatales o mixtas, y advirtió que "van agotando poco a poco nuestra paciencia".
En el sector energético, sin embargo, algunos interpretaron que el Presidente habló contra
Repsol YPF, la principal petrolera del país, y
Petrobras, controlada por el Estado brasileño, pero abierta al capital en la bolsa. En la empresa española se limitaron a decir que no responden comentarios del jefe del Estado. En Petrobras, al igual que en otras productoras de gas, afirmaron que están inyectando en los gasoductos la mayor cantidad de fluido posible.
En el comienzo de la crisis energética, a principios de mes, el Gobierno venía apuntando contra las transportadoras de gas
TGN -propiedad de Techint, CGC, Total, Petronas y CMS- y TGS, controlada por Petrobras. Incluso Kirchner arremetió contra ambas, acusadas por el Gobierno en el caso
Skanska. Pero en TGS respondieron con datos que la capacidad de transporte de gas es mayor que el combustible que está siendo producido.
Quizá por eso desde la semana pasada el secretario de Comercio Interior,
Guillermo Moreno, ha puesto el foco en las productoras. Fuentes del Ministerio de Planificación reiteraron ayer que el jefe de esa cartera,
Julio De Vido, ha dicho varias veces que los contratos de concesión de áreas de hidrocarburos establecen cláusulas de rescisión en el caso de que los yacimientos no reciban las inversiones apropiadas para desarrollarse.
En una petrolera de buena relación con el Gobierno dijeron que las productoras de gas no pueden abastecer a todos los clientes porque tienen compromisos con grandes clientes que pagan un alto precio para que nunca les interrumpan el servicio. En una gasífera advirtieron que el Gobierno siempre critica a las firmas de su sector, pero no a las generadoras y transportistas eléctricas o las del negocio de gas natural comprimido (GNC).